En los primeros artículos de este blog, hice mención de una manera general sobre las líneas básicas y principios que componen el ikebana. Este artículo no es una clase teórica sobre la composición de un ikebana, trato de aclarar más sobre el sentido no solo estético, ornamental y decorativo de los ikebanas. Trato de explicar las principales líneas que componen un ikebana, el porqué de una altura, su colocación, los elementos que conlleva, los complementos de las líneas principales....
En cada composición floral o ikebana hay tres alturas fundamentales, tres alturas, líneas o elementos que conforman un triángulo en el universo, compuesto por el Cielo, el Hombre y la Tierra; este “Principio del Tres”, tiene su origen y se basa en la filosofía budista, siendo un principio espiritual. Estas líneas representan la luz y la sombra (como concepto de personalidad); lo que podríamos llamar el "Principio del Tres" (como concepto cósmico), representado por las tres líneas maestras de diferentes alturas que rigen el universo son: el Cielo (Sin), el Hombre (Gyo) y la Tierra (Tome); todo lo que hay en el Cielo, sol, luna, nubes, aire, lluvia... da energía y alimenta a la Tierra; asimismo, la Tierra la transmite a los seres vivos, a el Hombre, a las plantas, a las flores, a los animales......, de este modo se produce y mantiene el equilibrio y armonía universal.
Cuando creamos un ikebana tratamos de representar esta armonía del universo en nuestro centro floral, ayudándonos a recapacitar y descubrir nuestra situación en el mismo.
En el ikebana proyectamos en un pequeño espacio, estos tres elementos, en tres zonas bien diferenciadas y marcadas. Una zona de los sentidos y sensaciones, el Hombre (Gyo), estaría situado entre la zona de lo espiritual, el Cielo (Sin) y la zona material y terrenal, la Tierra (Tome); alimentándose de ambos, del cielo de todo lo espiritual y de la tierra de todo lo material; del equilibrio de todas las partes consistirá la belleza y armonía de nuestro ikebana.
El "Sin": es el primer elemento o línea principal que se coloca y sitúa en la composición; va a determinar, según las características propias de las ramas o de los tallos, que se ubique orientado hacia la izquierda o hacia la derecha. Hay que tener en cuenta que cualquier rama tiene un anverso y un reverso, anverso donde da la luz a las hojas y el reverso donde no. Nunca situaremos el reverso al frente, donde se visualizará el ikebana porque dará la sensación de estar viendo el trasero de la composición. Para el “sin” podemos utilizar ramas, tallos, hojas, etc. Es el punto más alto, por lo que habrá que contar con esa característica a la hora de escoger este elemento para elaborar un ikebana. Respecto a la forma, puede ir colocado de manera vertical, inclinado, hacia fuera, oblicuo, etc. Significa y es la parte más elevada y espiritual de las cosas; funciona como una especie de pararrayos que transmite la energía del cielo y de la tierra al hombre.
El "Gyo": es el segundo elemento o línea principal; generalmente se sitúa en diagonal al “sin” y al “hikae” (hablaremos más tarde) y en sentido opuesto a ellos; colocándose bastante más inclinado, en una zona intermedia entre el “sin” y el “tome”. Representa al Hombre, a sus sentimientos, sensaciones y emociones. Forman una primera estructura básica triangular: “sin”, rama alta y vertical, detrás “hikae” y en sentido opuesto a ambas el “gyo”. Tiene por función equilibrar el centro, al ir al lado contrario del “sin”, y crear el “universo” o espacio entre las ramas. Al igual que el “sin” y “hikae”, son siempre del mismo material.
El "Tome": es el tercer elemento o línea; es de un material distinto a los elementos anteriores y siempre se coloca en el lado opuesto al “gyo”, justo debajo del “sin”. Su colocación y posición es siempre más baja que el “gyo”, como si se pretendiera tocar el suelo pero sin que caiga hacia abajo ya que le restaría energía. Incluso cuando se usan “tomes” que cuelgan de jarrones (en el estilo “nagueire” por ejemplo), la punta siempre debemos de tratar que levante un poco hacia arriba. Es el elemento Tierra, el más bajo, en la zona húmeda, representa lo terrenal y material, las cosas a las que tenemos apego, las cosas materiales. Tiene que tener volumen en la zona frontal del “sin”.
Además de los tres elementos principales y líneas que componen el “Principio del Tres”, en la composición de un ikebana nos encontraremos con dos elementos más; el "Hikae": es la rama que queda tras el “shin” y tiene una altura aproximadamente de dos terceras partes de éste. Si el “sin” está muy ramificado, una de estas ramas hace las funciones de “hikae”. Esta rama o elemento tiene la función de otorgar y dar profundidad al centro; y el "Do": son las flores que colocamos en el ikebana; su elección y disposición representa al “ikebanaka”, la persona que realiza la composición. Es en cierta medida una proyección de quien realiza la composición: unas flores más altas de lo normal representará un estado de ánimo elevado, en cambio unas flores pequeñas y escondidas puede significar un estado de ánimo más recogido. Generalmente van en número impar, el único número par permitido es el 2 que representa el “yin” y el “yang”. La colocación de las flores no es dificultosa y depende siempre del tipo de flor. Con el tiempo se aprende a colocarlas según su tipo, forma, color, etc. Hay que evitar colocarlas a la forma occidental como si las dispusiéramos en un jarrón o búcaro, todas apretadas y mezcladas con verde. Generalmente hay que disponer las flores a diferentes alturas, aprovechando la forma y movimiento de cada flor, y sacarlas del centro de la composición, como si recibieran o miraran a la persona que las contempla; de este modo conseguiremos armonía y equilibrio.
Aunque las líneas y elementos principales de un ikebana son las que hemos citado anteriormente, cada elemento (sin, hikae, tome...) puede tener un complemento o “soe” que le acompañe, resaltando la línea y aumentando la armonía. Algunas veces los elementos, por su textura, forma…., quedan escasos o pobres y por consiguiente requieren de algunos complementos para equilibrar la composición. Estos “soe” deberán ser toques sutiles, normalmente de otro material y se colocan cerca de ellos. Así podemos disponer de “soe de do”, “soe de tome”, “soe de sin”…….
Otro aspecto muy importante en la composición de un ikebana es la creación de vacíos entre las líneas o elementos; algunas escuelas llaman "ku" a este vacio, en mi escuela, lo conocemos simplemente como espacio de alivio. Al igual que la música dispone de notas y silencios en las composiciones, la creación de vacíos o espacios de alivio en el ikebana son fundamentales porque de ellos depende la aparición del espacio. Es un elemento nuevo que no se tiene en cuenta en las composiciones occidentales. Los espacios de alivio van a provocar transparencia y sensaciones ligeras en la composición. El espacio de alivio más importante que tenemos que respetar es el situado entre el “sin” y el “gyo”.
La siguiente fotografía muestra un ikebana de estilo "moribana", donde de manera clara y marcada se muestran y ven las líneas y elementos, de los cuales hemos hablado. Las espadañas o puro marcan las lineas del "sin", "hikae" y "gyo"; tambien vemos un "soe" de "sin", una gran hoja de monstera conforma el "tome", dos alegres gerberas forman el "do" y unas ramitas de limonium hacen de "soe" de "do". El conjunto de todos los elementos, hacen que este ikebana resulte sencillo, bonito, alegre y elegante; a la par que armonioso y equilibrado.
Podemos decir que todos los elementos que aparecen y componen un ikebana (sin, hikae, tome, do y gyo) son puntos en el espacio, a los cuales se puede llegar no solamente en línea recta, sino de cualquier forma: en curvatura, inclinada, oblicua, invertida (como en cascada)…. La cuestión es llegar a través de las ramas o de las flores hasta ese punto en el espacio. Igualmente se especifica que no son puntos rígidos, inamovibles, puesto que, muchas veces, habrá que adaptarse a las ramas y flores que disponemos en ese momento.
El atractivo del ikebana consiste en el contraste que se produce con nuestra propia tradición de arreglos florales. En occidente el principio de simetría lo rige todo, en cambio la tradición japonesa predica la búsqueda de la armonía y del equilibrio a través de la asimetría (regla fundamental del ikebana). Y contra nuestra concepción de vitalidad y riqueza por acumulación de elementos (en la cultura occidental), el ikebana prefiere la simplicidad refinada, que se organiza de modo que produzca una sensación de volumen y relieve, y sobre todo obtener un conjunto armonioso con esa simpleza, que se traduce en una sutil y depurada estética.
En cada composición floral o ikebana hay tres alturas fundamentales, tres alturas, líneas o elementos que conforman un triángulo en el universo, compuesto por el Cielo, el Hombre y la Tierra; este “Principio del Tres”, tiene su origen y se basa en la filosofía budista, siendo un principio espiritual. Estas líneas representan la luz y la sombra (como concepto de personalidad); lo que podríamos llamar el "Principio del Tres" (como concepto cósmico), representado por las tres líneas maestras de diferentes alturas que rigen el universo son: el Cielo (Sin), el Hombre (Gyo) y la Tierra (Tome); todo lo que hay en el Cielo, sol, luna, nubes, aire, lluvia... da energía y alimenta a la Tierra; asimismo, la Tierra la transmite a los seres vivos, a el Hombre, a las plantas, a las flores, a los animales......, de este modo se produce y mantiene el equilibrio y armonía universal.
Cuando creamos un ikebana tratamos de representar esta armonía del universo en nuestro centro floral, ayudándonos a recapacitar y descubrir nuestra situación en el mismo.
En el ikebana proyectamos en un pequeño espacio, estos tres elementos, en tres zonas bien diferenciadas y marcadas. Una zona de los sentidos y sensaciones, el Hombre (Gyo), estaría situado entre la zona de lo espiritual, el Cielo (Sin) y la zona material y terrenal, la Tierra (Tome); alimentándose de ambos, del cielo de todo lo espiritual y de la tierra de todo lo material; del equilibrio de todas las partes consistirá la belleza y armonía de nuestro ikebana.
El "Sin": es el primer elemento o línea principal que se coloca y sitúa en la composición; va a determinar, según las características propias de las ramas o de los tallos, que se ubique orientado hacia la izquierda o hacia la derecha. Hay que tener en cuenta que cualquier rama tiene un anverso y un reverso, anverso donde da la luz a las hojas y el reverso donde no. Nunca situaremos el reverso al frente, donde se visualizará el ikebana porque dará la sensación de estar viendo el trasero de la composición. Para el “sin” podemos utilizar ramas, tallos, hojas, etc. Es el punto más alto, por lo que habrá que contar con esa característica a la hora de escoger este elemento para elaborar un ikebana. Respecto a la forma, puede ir colocado de manera vertical, inclinado, hacia fuera, oblicuo, etc. Significa y es la parte más elevada y espiritual de las cosas; funciona como una especie de pararrayos que transmite la energía del cielo y de la tierra al hombre.
El "Gyo": es el segundo elemento o línea principal; generalmente se sitúa en diagonal al “sin” y al “hikae” (hablaremos más tarde) y en sentido opuesto a ellos; colocándose bastante más inclinado, en una zona intermedia entre el “sin” y el “tome”. Representa al Hombre, a sus sentimientos, sensaciones y emociones. Forman una primera estructura básica triangular: “sin”, rama alta y vertical, detrás “hikae” y en sentido opuesto a ambas el “gyo”. Tiene por función equilibrar el centro, al ir al lado contrario del “sin”, y crear el “universo” o espacio entre las ramas. Al igual que el “sin” y “hikae”, son siempre del mismo material.
El "Tome": es el tercer elemento o línea; es de un material distinto a los elementos anteriores y siempre se coloca en el lado opuesto al “gyo”, justo debajo del “sin”. Su colocación y posición es siempre más baja que el “gyo”, como si se pretendiera tocar el suelo pero sin que caiga hacia abajo ya que le restaría energía. Incluso cuando se usan “tomes” que cuelgan de jarrones (en el estilo “nagueire” por ejemplo), la punta siempre debemos de tratar que levante un poco hacia arriba. Es el elemento Tierra, el más bajo, en la zona húmeda, representa lo terrenal y material, las cosas a las que tenemos apego, las cosas materiales. Tiene que tener volumen en la zona frontal del “sin”.
Además de los tres elementos principales y líneas que componen el “Principio del Tres”, en la composición de un ikebana nos encontraremos con dos elementos más; el "Hikae": es la rama que queda tras el “shin” y tiene una altura aproximadamente de dos terceras partes de éste. Si el “sin” está muy ramificado, una de estas ramas hace las funciones de “hikae”. Esta rama o elemento tiene la función de otorgar y dar profundidad al centro; y el "Do": son las flores que colocamos en el ikebana; su elección y disposición representa al “ikebanaka”, la persona que realiza la composición. Es en cierta medida una proyección de quien realiza la composición: unas flores más altas de lo normal representará un estado de ánimo elevado, en cambio unas flores pequeñas y escondidas puede significar un estado de ánimo más recogido. Generalmente van en número impar, el único número par permitido es el 2 que representa el “yin” y el “yang”. La colocación de las flores no es dificultosa y depende siempre del tipo de flor. Con el tiempo se aprende a colocarlas según su tipo, forma, color, etc. Hay que evitar colocarlas a la forma occidental como si las dispusiéramos en un jarrón o búcaro, todas apretadas y mezcladas con verde. Generalmente hay que disponer las flores a diferentes alturas, aprovechando la forma y movimiento de cada flor, y sacarlas del centro de la composición, como si recibieran o miraran a la persona que las contempla; de este modo conseguiremos armonía y equilibrio.
Aunque las líneas y elementos principales de un ikebana son las que hemos citado anteriormente, cada elemento (sin, hikae, tome...) puede tener un complemento o “soe” que le acompañe, resaltando la línea y aumentando la armonía. Algunas veces los elementos, por su textura, forma…., quedan escasos o pobres y por consiguiente requieren de algunos complementos para equilibrar la composición. Estos “soe” deberán ser toques sutiles, normalmente de otro material y se colocan cerca de ellos. Así podemos disponer de “soe de do”, “soe de tome”, “soe de sin”…….
Otro aspecto muy importante en la composición de un ikebana es la creación de vacíos entre las líneas o elementos; algunas escuelas llaman "ku" a este vacio, en mi escuela, lo conocemos simplemente como espacio de alivio. Al igual que la música dispone de notas y silencios en las composiciones, la creación de vacíos o espacios de alivio en el ikebana son fundamentales porque de ellos depende la aparición del espacio. Es un elemento nuevo que no se tiene en cuenta en las composiciones occidentales. Los espacios de alivio van a provocar transparencia y sensaciones ligeras en la composición. El espacio de alivio más importante que tenemos que respetar es el situado entre el “sin” y el “gyo”.
La siguiente fotografía muestra un ikebana de estilo "moribana", donde de manera clara y marcada se muestran y ven las líneas y elementos, de los cuales hemos hablado. Las espadañas o puro marcan las lineas del "sin", "hikae" y "gyo"; tambien vemos un "soe" de "sin", una gran hoja de monstera conforma el "tome", dos alegres gerberas forman el "do" y unas ramitas de limonium hacen de "soe" de "do". El conjunto de todos los elementos, hacen que este ikebana resulte sencillo, bonito, alegre y elegante; a la par que armonioso y equilibrado.
Podemos decir que todos los elementos que aparecen y componen un ikebana (sin, hikae, tome, do y gyo) son puntos en el espacio, a los cuales se puede llegar no solamente en línea recta, sino de cualquier forma: en curvatura, inclinada, oblicua, invertida (como en cascada)…. La cuestión es llegar a través de las ramas o de las flores hasta ese punto en el espacio. Igualmente se especifica que no son puntos rígidos, inamovibles, puesto que, muchas veces, habrá que adaptarse a las ramas y flores que disponemos en ese momento.
El atractivo del ikebana consiste en el contraste que se produce con nuestra propia tradición de arreglos florales. En occidente el principio de simetría lo rige todo, en cambio la tradición japonesa predica la búsqueda de la armonía y del equilibrio a través de la asimetría (regla fundamental del ikebana). Y contra nuestra concepción de vitalidad y riqueza por acumulación de elementos (en la cultura occidental), el ikebana prefiere la simplicidad refinada, que se organiza de modo que produzca una sensación de volumen y relieve, y sobre todo obtener un conjunto armonioso con esa simpleza, que se traduce en una sutil y depurada estética.