La gran variedad de la vegetación japonesa, unas 17.000 especies con o sin flores, se deriva de la diversidad climática del archipiélago japonés, con un amplio margen de temperaturas y una elevada pluviosidad, así como a sus veranos húmedos y cálidos, conforman esta gran variedad y exuberante flora.
Los bosques cubren el 67% de la superficie del país y se componen en su mayoría de árboles frondosos y coníferas; castaños, hayas, arces,tuyas,pinos rojos y larícios, junto con abedules y fresnos. Al oeste domina un bosque de coníferas que crecen junto a bambúes, magnolios y castaños verdes. Los ciruelos blancos y rojos, los cerezos de floración temprana, así como el bambú y los pinos se han convertido en símbolos tradicionales del país. También se cultivan gran cantidad de flores muy populares entre los japoneses, como las azaleas, las peonías, los lotos, la pimpinela, la campánula, el gladíolo, las grandes variedades de lilas y en especial los crisantemos, la flor nacional del Japón.
Como he comentado en otros artículos, para los japoneses, la cultura y filosofía va ligada a la naturaleza, la cual respetan de forma espectacular y absoluta (deberíamos de tomar nota y aprender). Las flores tienen una base muy fuerte en creencias religiosas, como que la naturaleza es la vida y es transitoria y efímera y se piensa que es mejor no apegarse a nada porque con el tiempo pasará. Esta afición a las flores simboliza la fe en Dios, en las personas.
Los japoneses tienen toda una historia de asociar cada flor con un significado específico. Todas tienen alguna representación en sus vidas y en su día a día; como por ejemplo, las flores que decoran los kimonos: sus estampados siempre están conformados por flores distintas, y cada uno intenta proyectar algo distinto; desde la fidelidad de una mujer por su esposo, hasta la disponibilidad de una joven para casarse. Otros kimonos muestran un rango elevado en la sociedad.
1.- La flor de cerezo o “sakura”: no es sólo la mejor de las flores japonesas, posiblemente sea la más significativa, es un símbolo de su cultura. Una flor sencilla, delicada, que florece en abundancia para en pocos días caer, provocando una “lluvia de pétalos”.
2.- La camelia o “tsubaki”: es una de las más hermosas y mejores flores japonesas; se les considera sumamente románticas y el invierno les favorece , lo que las hace aún más especiales ya que rejuvenece los jardines japoneses durante estas épocas; además existen diversas variedades y colores.
2.- La camelia o “tsubaki”: es una de las más hermosas y mejores flores japonesas; se les considera sumamente románticas y el invierno les favorece , lo que las hace aún más especiales ya que rejuvenece los jardines japoneses durante estas épocas; además existen diversas variedades y colores.
3.- El crisantemo o “kiku”: posee un gran tamaño, aproximadamente 18 cms de diámetro, es considerada una de las más bellas debido a sus diversos coloridos, tamaños y formas. También considerado todo un símbolo y gran significado. El crisantemo, es el símbolo del Imperio Japonés; esta curiosa flor admirada por los japoneses pero cuya representación en forma de icono de 16 pétalos está reservada para la familia imperial.
5.- La orquídea “cymbidium” o “shinbijiumu ran”: el nombre de estas hermosas flores japonesas se deriva de la palabra griega “kumbos”, que significa: agujero o cavidad, referente a la forma de la base del labio, existen múltiples especies y variedades dentro del género “Cymbidium” y debido a su exótica y bella apariencia son utilizadas como motivo ornamental.
6.- La magnolia o “mokuren”: este pequeño árbol de hoja caduca, posee estas bellas flores japonesas de gran tamaño y exuberante aroma. Existen 80 especies diferentes.
7.- La anémona o “anemone”: Otras de las mejores flores japonesas, son tan bellas que se usan para hacer ramos o como decoración; de pequeño tamaño, aparecen durante verano y principios de otoño.
Desde los tiempos más remotos, las flores nos hablan, nos cuentan la historia de una vida, y sobre todo, nos cuentan la historia de nuestra vida. Unas veces nos hablarán de la amistad y el amor; y otras de la muerte, el desamor o la soledad. Sólo hay que saber escucharlas y saber interpretarlas.
Sean de donde sean, de Japón, España o Argentina, en un ikebana, en un arreglo floral, en un bouquet, las flores simbolizan la expresión anímica de la naturaleza humana. Pero hay quien llega más lejos y afirma que "la flor nos conduce a la sensibilización del alma, a la sabiduría universal. Aquél que pierde la sensibilidad de asombrarse con la belleza de una flor, deja morir su alma".