Otra de las decoraciones tradicionales y típicas en Japón durante las fiestas de Año Nuevo es el “kagami mochi”, aunque más que un motivo decorativo es una ofrenda al dios del año nuevo, llena de significado. El “kagami mochi”, literalmente significa “espejo de pastel de arroz”. Suele estar compuesto por dos “mochi” (pasteles de arroz) redondos, el menor puesto encima del mayor, y un “daidai” (naranja agria japonesa) con una hoja pegada encima, su forma recuerda a un muñeco de nieve y se suele mantener hasta mediados de enero. Otros elementos decorativos en el “kagami mochi” pueden ser una hoja de “konbu” (especie de alga) y una brocheta de caquis secos que se colocan bajo el “mochi”.
El “kagami mochi” es una decoración que surgió en el periodo Muromachi, entre los siglos XIV y XVI, y se dice que las dos piezas de “mochi” representan la luna y el sol, el ying y el yang o los años que vienen y los que se van. Y al igual que ocurre cuando incluimos la naranja amarga o “daidai” en el “shimekazari”, aquí también se incluye porque la palabra “de generación en generación” se lee igual, aunque con kanjis o ideogramas diferentes y simboliza así la perduración de la familia a través de sucesivas generaciones. El nombre también tiene que ver con el periodo Muromachi, porque en este periodo japonés eran típicos los espejos de cobre con forma redondeada, que se llamaban “kagami”, y es que se dice que los dos pasteles de “mochi” tienen una forma parecida.
El "kagami mochi" tiene también “fecha de caducidad”, en este caso se come en todas las casas en un ritual llamado “kagami biraki” (apertura del espejo) que suele tener lugar el 11 de enero o bien el segundo sábado o domingo de enero. En este ritual, el “kagami mochi” se rompe en pequeños trozos antes de comerlo, o bien con las manos o con unos martillos, pero nunca se corta, porque entonces tendría connotaciones negativas ya que sería lo mismo que cortar los lazos que te unen a la gente que te importa y a la gente con la que compartes el ritual. Además de tomar "mochi", este se acompaña de "sake".
Como curiosidad, decir que este ritual adquiere una gran importancia en los “dōjōs” (gimnasios) de artes marciales. Fue incorporado por primera vez en las artes marciales japonesas cuando Jigorō Kanō, el fundador del judo, lo adoptó en 1884, y desde entonces la costumbre se ha extendido al aikidō, el karate y el jūjutsu.
Para los japoneses, este tipo de tradiciones tienen un gran significado y se le da muchísima importancia a todos los detalles. No es como las decoraciones navideñas en España, se colocan y ya, sin que haya unas reglas o líneas fijas sobre el cómo y el por qué.