¿Quién no se ha parado alguna vez en su vida a observar y contemplar la luna y dejar volar la imaginación hacia mundos lejanos y extraños, motivados por su encanto?. ¿ Que tiene la luna que nos cautiva y "engancha"?. La luna ha estado presente en la vida del hombre desde tiempos inmemoriales, hasta tal punto, que algunas culturas la elevaron al rango de Dios.
En Japón, el hecho de contemplar la luna se le conoce como "tsukimi", literalmente "ver la luna" y es una original y bonita tradición con más de 1500 años de antigüedad.
En las noches de luna llena que coinciden aproximadamente con el calendario lunar, entre el 15 de agosto y el 13 de septiembre; los japoneses salen a los jardines públicos, particulares o espacios al aire libre, para contemplar la luna más brillante y bella en su máxima plenitud; así como el conejo que vive en ella amasando “mochi”.
Esta celebración y tradición, fue en el pasado, una manera de hacer una ofrenda a la diosa de la luna japonesa “Tsukiyomi no Kami”, hermana de la diosa del sol, conocida como “Amaterasu-Omikami” y de la que se dice que desciende la familia imperial japonesa. Tradicionalmente, esta costumbre era practicada por la corte imperial, en lugares de gran belleza natural y tranquilidad. Se originó como una práctica religiosa de los agricultores de orar y pedir por una cosecha abundante.
Hoy por hoy es complicado encontrar un lugar parecido en el Japón moderno para recrear esta tranquila contemplación de la luna, pero a pesar de esto, los japoneses siguen disfrutando de esta actividad.
Los japoneses de todas las edades creen que en la luna hay un conejo que amasa “mochi”, un tradicional pastelito de arroz. Si preguntas a un japonés qué forma tienen las manchas de la Luna, te dirán sin dudarlo que es un conejo con un mazo amasando “mochi”. También te dirán que es de color amarillo. Aquí podemos verlo representado en un tradicional dibujo japonés inspirado en el Buda–Conejo que el rey del Cielo dibujó sobre la superficie de la Luna para recordar su voluntad, su sinceridad y su valor.
Esta creencia de que en la luna viven conejos, viene del budismo, es una leyenda originaria de la India que se transmitió y se adaptó en Japón como actualmente se la conoce, “tsukimi”. Según la leyenda, el espíritu de la luna se encarnó, hace mucho tiempo, en el cuerpo de un anciano, que fue suplicando a varios animales que le dieran comida. Cada animal fue ofreciéndole algo, pero cuando llegó al conejo, éste no tenía nada que pudiera ofrecerle, por lo que hizo que el resto de animales preparara una hoguera y se ofreció a sí mismo al anciano. El anciano, entonces, se mostró como el dios de la luna y recompensó al conejo llevándole con él a la luna para que viviera allí para siempre.
En Japón se cree que lo que hace el conejo, en vez de crear el elixir de la inmortalidad, es amasar “mochi” (dulce de arroz) con un mazo. Este proceso de amasar el “mochi” se dice en japonés “mochitsuki” que casualmente coincide con la pronunciación en japonés de la palabra “luna llena”.
Y así es como con un poco de imaginación podemos ver la forma del conejo en la Luna, que según la tradición japonesa amasa “mochi”:
Dicen que la luna de esta época es la luna más bella de todo el ciclo anual, por lo que este festival o tradición se realiza normalmente a mediados de septiembre (coincidiendo con la entrada del otoño). Sin embargo, dada la naturaleza de este suceso, la fecha real depende de cada persona, familia, o grupo de amigos, ya que no es como otras fiestas que tienen fecha establecida. Además, aunque existen unos pocos templos y parques que realizan fiestas para contemplar la luna en varias noches, la mayoría de los japoneses disfruta de esta festividad en la privacidad del hogar.
Para esta tradición, los preparativos son artísticos, pero no especialmente complicados. Se suele realizar un arreglo floral utilizando hierbas del tipo “susuki” y otras flores y plantas estacionales. Si se desea cumplir perfectamente con las tradiciones, deberían mostrarse las siete hierbas de otoño, o “aki no nanakusa” . Estas siete hierbas son el trébol en arbusto o “hagi”, eulalia o “susuki”, pueraria o “ arruruz o kuzu”, clavel salvaje o “nadeshiko” , patrinia u “ominaeshi”, cáñamo o “fujibakama” y finalmente la campanilla china o kikyō.
Y al igual que cada festival japonés lleva aparejado un tipo especial de comida, el “tsukimi” no es una excepción. En este caso, lo tradicional es comer y ofrecer un plato de “dango”, bolas de masa hervida hecha de “mochiko” (harina de arroz); enrolladas en forma de luna y del tamaño de pequeñas pelotas, que son hervidos o al vapor y se presentan generalmente en una pila en forma de pirámide. Junto con el “taro” y el “susuki” o hierba de las pampas, las bolas de “dango” se ofrecen tradicionalmente a la luna llena. También es típico tomar “soba”, fideos finos de harina de trigo y servidos en caldo caliente como una sopa de fideos y adornado con “nori” (alga marina) y un huevo crudo que escalfa en la sopa caliente. Los fideos de trigo se parecen y representan el cielo en la noche, mientras que la yema de huevo representa la luna rodeada por una fina nube lechosa de la clara de huevo que flota libremente en el cielo.
También se utilizan como ofrendas castañas, verduras de temporada cocinadas o frutas de temporada. La cerveza, sake, e incluso té verde, completan las ofrendas gastronómicas a la luna en esta tradición, que luego son consumidas tranquilamente durante la contemplación de la luna; donde se han reunido familiares y amigos en un lugar al aire libre donde se pueda ver la luna con claridad, y en donde se pueden pedir deseos, se escucha y toca música con “koto” o “shakuhachi”.
Ya hemos hablado de la admiración y respeto de los japoneses por la naturaleza, así como las fiestas y tradiciones que celebran diferentes aspectos de la naturaleza o relacionado con ellas (cambios de estación y ciclos naturales). La costumbre de honrar y contemplar la luna de otoño, ha tenido una larga historia en Japón; "tsukimi, ver la luna", es la contraparte del otoño del “hanami, ver los cerezos en flor”, que es a la inversa observada durante la primavera.
En Japón, el hecho de contemplar la luna se le conoce como "tsukimi", literalmente "ver la luna" y es una original y bonita tradición con más de 1500 años de antigüedad.
En las noches de luna llena que coinciden aproximadamente con el calendario lunar, entre el 15 de agosto y el 13 de septiembre; los japoneses salen a los jardines públicos, particulares o espacios al aire libre, para contemplar la luna más brillante y bella en su máxima plenitud; así como el conejo que vive en ella amasando “mochi”.
Esta celebración y tradición, fue en el pasado, una manera de hacer una ofrenda a la diosa de la luna japonesa “Tsukiyomi no Kami”, hermana de la diosa del sol, conocida como “Amaterasu-Omikami” y de la que se dice que desciende la familia imperial japonesa. Tradicionalmente, esta costumbre era practicada por la corte imperial, en lugares de gran belleza natural y tranquilidad. Se originó como una práctica religiosa de los agricultores de orar y pedir por una cosecha abundante.
Hoy por hoy es complicado encontrar un lugar parecido en el Japón moderno para recrear esta tranquila contemplación de la luna, pero a pesar de esto, los japoneses siguen disfrutando de esta actividad.
Los japoneses de todas las edades creen que en la luna hay un conejo que amasa “mochi”, un tradicional pastelito de arroz. Si preguntas a un japonés qué forma tienen las manchas de la Luna, te dirán sin dudarlo que es un conejo con un mazo amasando “mochi”. También te dirán que es de color amarillo. Aquí podemos verlo representado en un tradicional dibujo japonés inspirado en el Buda–Conejo que el rey del Cielo dibujó sobre la superficie de la Luna para recordar su voluntad, su sinceridad y su valor.
Esta creencia de que en la luna viven conejos, viene del budismo, es una leyenda originaria de la India que se transmitió y se adaptó en Japón como actualmente se la conoce, “tsukimi”. Según la leyenda, el espíritu de la luna se encarnó, hace mucho tiempo, en el cuerpo de un anciano, que fue suplicando a varios animales que le dieran comida. Cada animal fue ofreciéndole algo, pero cuando llegó al conejo, éste no tenía nada que pudiera ofrecerle, por lo que hizo que el resto de animales preparara una hoguera y se ofreció a sí mismo al anciano. El anciano, entonces, se mostró como el dios de la luna y recompensó al conejo llevándole con él a la luna para que viviera allí para siempre.
En Japón se cree que lo que hace el conejo, en vez de crear el elixir de la inmortalidad, es amasar “mochi” (dulce de arroz) con un mazo. Este proceso de amasar el “mochi” se dice en japonés “mochitsuki” que casualmente coincide con la pronunciación en japonés de la palabra “luna llena”.
Y así es como con un poco de imaginación podemos ver la forma del conejo en la Luna, que según la tradición japonesa amasa “mochi”:
Dicen que la luna de esta época es la luna más bella de todo el ciclo anual, por lo que este festival o tradición se realiza normalmente a mediados de septiembre (coincidiendo con la entrada del otoño). Sin embargo, dada la naturaleza de este suceso, la fecha real depende de cada persona, familia, o grupo de amigos, ya que no es como otras fiestas que tienen fecha establecida. Además, aunque existen unos pocos templos y parques que realizan fiestas para contemplar la luna en varias noches, la mayoría de los japoneses disfruta de esta festividad en la privacidad del hogar.
Para esta tradición, los preparativos son artísticos, pero no especialmente complicados. Se suele realizar un arreglo floral utilizando hierbas del tipo “susuki” y otras flores y plantas estacionales. Si se desea cumplir perfectamente con las tradiciones, deberían mostrarse las siete hierbas de otoño, o “aki no nanakusa” . Estas siete hierbas son el trébol en arbusto o “hagi”, eulalia o “susuki”, pueraria o “ arruruz o kuzu”, clavel salvaje o “nadeshiko” , patrinia u “ominaeshi”, cáñamo o “fujibakama” y finalmente la campanilla china o kikyō.
Y al igual que cada festival japonés lleva aparejado un tipo especial de comida, el “tsukimi” no es una excepción. En este caso, lo tradicional es comer y ofrecer un plato de “dango”, bolas de masa hervida hecha de “mochiko” (harina de arroz); enrolladas en forma de luna y del tamaño de pequeñas pelotas, que son hervidos o al vapor y se presentan generalmente en una pila en forma de pirámide. Junto con el “taro” y el “susuki” o hierba de las pampas, las bolas de “dango” se ofrecen tradicionalmente a la luna llena. También es típico tomar “soba”, fideos finos de harina de trigo y servidos en caldo caliente como una sopa de fideos y adornado con “nori” (alga marina) y un huevo crudo que escalfa en la sopa caliente. Los fideos de trigo se parecen y representan el cielo en la noche, mientras que la yema de huevo representa la luna rodeada por una fina nube lechosa de la clara de huevo que flota libremente en el cielo.
También se utilizan como ofrendas castañas, verduras de temporada cocinadas o frutas de temporada. La cerveza, sake, e incluso té verde, completan las ofrendas gastronómicas a la luna en esta tradición, que luego son consumidas tranquilamente durante la contemplación de la luna; donde se han reunido familiares y amigos en un lugar al aire libre donde se pueda ver la luna con claridad, y en donde se pueden pedir deseos, se escucha y toca música con “koto” o “shakuhachi”.
Ya hemos hablado de la admiración y respeto de los japoneses por la naturaleza, así como las fiestas y tradiciones que celebran diferentes aspectos de la naturaleza o relacionado con ellas (cambios de estación y ciclos naturales). La costumbre de honrar y contemplar la luna de otoño, ha tenido una larga historia en Japón; "tsukimi, ver la luna", es la contraparte del otoño del “hanami, ver los cerezos en flor”, que es a la inversa observada durante la primavera.
Enhorabuena por tu blog, desde luego te lo has "currado"; además tus ikebanas simplemente son preciosos. Gracias por compartir y nuevamente ¡enhorabuena!
ResponderEliminarFelicidades por tu blog
ResponderEliminaruna manera amena de explicar las cosas con unenvoltorio muy agradable de ver
un saludo
Bruno
Tienes un blog muy interesante, he estado leyendo este post del Tsukimi,a mi me lo han contado que representan dos conejos, uno ofrece al otro un ramo de flores.Solo he conseguido ver uno de los conejos, cuando he observado la luna.
ResponderEliminarsaludos.
Muy buen aporte!!!
ResponderEliminarla luna irradia la realidad de los corazones de todos los seres humanos
ResponderEliminary las diosas lanares con su amor puro vivo y divino cosmico purifican esa realidad
ResponderEliminarllama violeta el rayo del perdon y la transmutacion parael mal karma de toda la humanidad
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