Hoy 7 de julio se celebra en Pamplona (Navarra), una de las fiestas populares, posiblemente más internacionales de las que se celebran en España; sin duda me refiero a los San Fermines. Del mismo modo, en este día, también se celebra en Japón el "tanabata", una de las fiestas más señaladas del calendario japonés, también conocida como la Fiesta de las Estrellas.
En este día y principalmente durante la noche, se produce el encuentro de las estrellas “Vega” y “Altair”, separadas por la Vía Láctea durante el resto del año. Como tantas otras cosas en este país, las raíces de esta fiesta y costumbre, se hallan en una antigua leyenda amorosa entre la princesa hilandera “Orihime” (Vega), hija del rey del Cielo, y el pastor “Hikoboshi” (Altair), condenados a guardar su amor para los escasos momentos de la noche del séptimo día del séptimo mes del calendario lunar, cuando se les permite cruzar la Vía Láctea (“amanogawa” o río del cielo) para reunirse.
Para que se efectúe el encuentro se forma sobre la Vía Láctea un puente constituido por unas urracas a fin de permitir que los dos amantes puedan cruzar y estar nuevamente juntos. Dicen que cuando los amantes se reúnen, les provoca tanta felicidad que conceden deseos a todos aquellos quienes los pidan.
La fiesta se institucionaliza durante el reinado de la emperatriz Kouken, alrededor del año 750. Durante la era de Edo (1600-1868) el gobierno feudal decretó la celebración de “Tanabata” como una de las cinco festividades principales de Japón y así se popularizó una fiesta que ya celebraba la corte imperial en Kioto. Se celebra el 7 de julio de cada año y corresponde a la cuarta de las cinco festividades estacionales o “gosekku”, siendo celebrada en la séptima noche de la séptima luna. Es importante recordar ciertas variaciones que sufre esta fiesta según la ubicación.
Con respecto a la fecha algunas áreas celebran el “Tanabata” el 7 de agosto porque está más cercano al séptimo día del séptimo mes del calendario lunar tradicional. Bajo esta fecha se encuentra como la más famosa, la ciudad de Sendai en la prefectura de Miyagi, últimamente convertida en la triste protagonista de la tragedia del Japón, por ser una de las ciudades arrasadas por el terremoto y tsunami del pasado 11 de marzo. Entre el 6 y 8 de agosto, en esta población se podían llegar a ver más de 3000 palos y ramas de bambú que decoraban ambos lados de las calles de la ciudad.
Como es tradicional en las fiestas y costumbres niponas, no faltan los motivos decorativos para la ocasión. Lo más tradicional y típico de esta fiesta es adornar con ramas de bambú. El bambú es una planta muy ligada a la cultura japonesa; también muy utilizada en el ikebana.
En alguna ocasión hemos hablado de su significado: la fidelidad, la constancia, la pureza, la honestidad…. En las casas y calles pueden encontrarse colgados de las ramas de bambú, los “tanzaku”, franjas y tiras de papel de variados colores, en donde se hallan escritos los deseos de cada persona, deseos escritos que pueden tener relación con la salud, éxito, amor.
Antiguamente, se pedía en esta noche deseos para que el campo produjese buenas cosechas y proporcionase buenos alimentos, que no faltara la lluvia; los tiempos han cambiado y ahora también se piden deseos para uno mismo, para un familiar, para un amigo, por una situación laboral, por la salud; cualquier deseo es válido.
Algunas personas, los más románticos, simplemente piden que esa noche no llueva y así los dos amantes puedan encontrarse. Los lugares predilectos para instalar estos arreglos pueden encontrarse tanto en los jardines como en los lugares visibles como por ejemplo en las puertas y entradas de las casas.
Las calles también se decoran con grandes adornos de papel, enormes serpentinas que imitan y representan los hilos tejidos por la Princesa “Orihime” y a las estrellas de la Vía Láctea donde los amantes de la leyenda vivieron. Se organizan desfiles, se instalan ferias y por la noche se hacen fuegos artificiales. La vestimenta incluye el uso de yukata en vez del kimono, por ser mucho más ligero y adecuado para la estación veraniega.
Desde la era Edo (1603-1868) se empezó a adornar los árboles de bambú. Antiguamente las franjas de papel eran de cinco colores (rojo, verde, amarillo, blanco y negro) porque representan los 5 elementos (fuego, madera, tierra, metal y agua, respectivamente), se escribían y dedicaban poemas que halagaban a los amantes y las cañas de bambú recién cortadas eran puestas en los tejados de las casas. Acabada la fiesta se recogían y se arrojaban al río más cercano.
Cuando ha llegado el final de esta celebración por tradición las ramas de bambú junto a las peticiones se dejan en los ríos con la intención de que lleguen al río celestial de la Vía Láctea a fin de que sean contestadas y que los deseos se hagan realidad.
En este día y principalmente durante la noche, se produce el encuentro de las estrellas “Vega” y “Altair”, separadas por la Vía Láctea durante el resto del año. Como tantas otras cosas en este país, las raíces de esta fiesta y costumbre, se hallan en una antigua leyenda amorosa entre la princesa hilandera “Orihime” (Vega), hija del rey del Cielo, y el pastor “Hikoboshi” (Altair), condenados a guardar su amor para los escasos momentos de la noche del séptimo día del séptimo mes del calendario lunar, cuando se les permite cruzar la Vía Láctea (“amanogawa” o río del cielo) para reunirse.
Para que se efectúe el encuentro se forma sobre la Vía Láctea un puente constituido por unas urracas a fin de permitir que los dos amantes puedan cruzar y estar nuevamente juntos. Dicen que cuando los amantes se reúnen, les provoca tanta felicidad que conceden deseos a todos aquellos quienes los pidan.
La fiesta se institucionaliza durante el reinado de la emperatriz Kouken, alrededor del año 750. Durante la era de Edo (1600-1868) el gobierno feudal decretó la celebración de “Tanabata” como una de las cinco festividades principales de Japón y así se popularizó una fiesta que ya celebraba la corte imperial en Kioto. Se celebra el 7 de julio de cada año y corresponde a la cuarta de las cinco festividades estacionales o “gosekku”, siendo celebrada en la séptima noche de la séptima luna. Es importante recordar ciertas variaciones que sufre esta fiesta según la ubicación.
Con respecto a la fecha algunas áreas celebran el “Tanabata” el 7 de agosto porque está más cercano al séptimo día del séptimo mes del calendario lunar tradicional. Bajo esta fecha se encuentra como la más famosa, la ciudad de Sendai en la prefectura de Miyagi, últimamente convertida en la triste protagonista de la tragedia del Japón, por ser una de las ciudades arrasadas por el terremoto y tsunami del pasado 11 de marzo. Entre el 6 y 8 de agosto, en esta población se podían llegar a ver más de 3000 palos y ramas de bambú que decoraban ambos lados de las calles de la ciudad.
Como es tradicional en las fiestas y costumbres niponas, no faltan los motivos decorativos para la ocasión. Lo más tradicional y típico de esta fiesta es adornar con ramas de bambú. El bambú es una planta muy ligada a la cultura japonesa; también muy utilizada en el ikebana.
En alguna ocasión hemos hablado de su significado: la fidelidad, la constancia, la pureza, la honestidad…. En las casas y calles pueden encontrarse colgados de las ramas de bambú, los “tanzaku”, franjas y tiras de papel de variados colores, en donde se hallan escritos los deseos de cada persona, deseos escritos que pueden tener relación con la salud, éxito, amor.
Antiguamente, se pedía en esta noche deseos para que el campo produjese buenas cosechas y proporcionase buenos alimentos, que no faltara la lluvia; los tiempos han cambiado y ahora también se piden deseos para uno mismo, para un familiar, para un amigo, por una situación laboral, por la salud; cualquier deseo es válido.
Algunas personas, los más románticos, simplemente piden que esa noche no llueva y así los dos amantes puedan encontrarse. Los lugares predilectos para instalar estos arreglos pueden encontrarse tanto en los jardines como en los lugares visibles como por ejemplo en las puertas y entradas de las casas.
Las calles también se decoran con grandes adornos de papel, enormes serpentinas que imitan y representan los hilos tejidos por la Princesa “Orihime” y a las estrellas de la Vía Láctea donde los amantes de la leyenda vivieron. Se organizan desfiles, se instalan ferias y por la noche se hacen fuegos artificiales. La vestimenta incluye el uso de yukata en vez del kimono, por ser mucho más ligero y adecuado para la estación veraniega.
Desde la era Edo (1603-1868) se empezó a adornar los árboles de bambú. Antiguamente las franjas de papel eran de cinco colores (rojo, verde, amarillo, blanco y negro) porque representan los 5 elementos (fuego, madera, tierra, metal y agua, respectivamente), se escribían y dedicaban poemas que halagaban a los amantes y las cañas de bambú recién cortadas eran puestas en los tejados de las casas. Acabada la fiesta se recogían y se arrojaban al río más cercano.
Cuando ha llegado el final de esta celebración por tradición las ramas de bambú junto a las peticiones se dejan en los ríos con la intención de que lleguen al río celestial de la Vía Láctea a fin de que sean contestadas y que los deseos se hagan realidad.
me encanta esta festividad, es muy linda sencilla y llena de significado. ojala en argentina se pueda implementar esta buena.
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