
Estos jardines llegaron a la isla hacia el siglo XIII, junto al budismo Zen que se extendía en muchas direcciones desde China. Esta doctrina predicaba una vida austera y largos periodos de meditación para clarificar la mente y conseguir un apacible estado de armonía. Esta filosofía se fundió con los principios de estética japoneses y su amor por la naturaleza, manifestándose en muchas de las artes niponas. Durante el periodo de los samuráis, el Zen se popularizó como una disciplina imprescindible para elegir con acierto el camino más adecuado en los momentos difíciles. En aquellos años se colocaron los primeros jardines Zen en los templos, el lugar que por excelencia se dedicaba a la meditación y donde todo se encontraba en su justo lugar para crear y transmitir armonía y equilibrio.

En Europa las zonas verdes se caracterizan por una rígida simetría. Precisamente esto es lo que falta en un jardín zen. La tranquilidad no debe proceder de la regularidad y las repeticiones, sino del enfoque que conecta con la propia naturaleza.
El jardín Zen es sobrio, austero y abstracto a la vez que posee una estética exquisita. Con unos medios mínimos se intenta conseguir un efecto máximo. Se trata sobre todo del arte de suprimir cosas. Justo por esta limitación se potencia el efecto y se apela a la imaginación.

Nacieron con la idea de representar el cosmos, de forma que las piedras representan las islas, las montañas, la arena el océano y el escasísimo musgo, el bosque; por ello el simbolismo tiene gran importancia: la arena o grava rastrillada, por ejemplo, representa el océano, un mar en calma y la ausencia de los malos pensamientos, las actitudes y emociones negativas de pensamientos. Un espacio de arena perfectamente alisado representa la inmensidad del mar. Los surcos pueden simbolizar los diferentes caminos que emprendemos en la vida. El agua corriente es como la fuente de la vida. Las piedras representan los obstáculos o las experiencias de la vida. Las que son irregulares y asimétricas contienen una mayor carga de energía positiva; en un plano físico, representan las montañas.

El jardín zen ayuda a conseguir un estado de relajación superior y propicia la meditación, creando un ambiente de tranquilidad, vitalidad y serenidad.
Si bien esta tradición se remonta a tiempos inmemorables, se ha mantenido en el tiempo y están viviendo actualmente, un interesante resurgir, sobre todo en Occidente.
Si bien esta tradición se remonta a tiempos inmemorables, se ha mantenido en el tiempo y están viviendo actualmente, un interesante resurgir, sobre todo en Occidente.
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