miércoles, 15 de mayo de 2013

Crear un ikebana: aspectos y factores

Ikebana es algo más, mucho más que simplemente poner y colocar unas bonitas flores en un recipiente con un gran resultado estético y decorativo.

El ikebana siempre ha sido considerado, incluso una vez perdidas las connotaciones religiosas que lo hicieron surgir, un arte del que emerge el respeto por la naturaleza, la admiración hacia la belleza e incluso la reflexión acerca del paso del tiempo, al ser un arte especialmente efímero; tan efímero como la vida.



Su corazón es la belleza que resulta de las combinaciones de una serie de aspectos y factores que trataremos a continuación. Por lo tanto, el Arte del Ikebana es mucho más que una simple decoración efectuada con ramas y flores; ikebana es una expresión creativa dentro de ciertas reglas de construcción. Es una forma de arte disciplinado en el que el acuerdo estético se hace con un ser vivo (las flores y plantas), por lo que naturaleza y humanidad deben aunarse en conjunto en todo sentido armónico. El contexto del mismo, está inmerso en una filosofía cuya premisa es desarrollar una cercanía con la naturaleza. Lo que distingue al Ikebana de otros enfoques, tales como simples “arreglos florales” es su forma asimétrica y el uso del espacio vacío como una característica esencial de la composición.

Ikebana es una disciplina que no fija la vista únicamente en la forma o color de las flores, sino que tiene en cuenta otros factores, además de todos los aspectos de las plantas y flores como el tallo, las hojas, la correcta disposición… La relación entre los materiales, el estilo de los arreglos, el tamaño, la forma, la textura, el volumen y el color del recipiente, la organización de los diferentes elementos, las líneas elegantes, el lugar y la ocasión para su presentación son todos ellos factores y aspectos importantes a la hora de crear un ikebana; es un todo donde debe de regir un buen y gran sentido de la armonía.

En Japón, los arreglos decoran las casas durante todo el año; hay materiales específicos asociados con fiestas y ocasiones especiales. Así por ejemplo, para Año Nuevo se utiliza el pino, el cual simboliza la eternidad, va acompañado tradicionalmente por el bambú, que simboliza la flexibilidad de la juventud y por ramas de albaricoquero en flor, que dan la serenidad de la edad madura. Para la Fiesta de las Muñecas (Hina Matsuri), también conocida como Fiesta de las Niñas, junto con las muñecas tradicionales se exponen ramas de melocotonero en flor. El iris que simboliza la masculinidad, luce durante el Día de los Niños. El bambú es parte fundamental en las decoraciones de “Tanabata”, la Fiesta de las Estrellas y la eulalia o “susuki”, típica del otoño, se emplea tradicionalmente cuando la gente se reúne para ver la luna de septiembre en el “Tsukimi”.

En principio, cualquier objeto con capacidad, nos podría servir como un recipiente. Tradicionalmente se ha usado recipientes de bronce y floreros de cerámica, objetos laqueados, secciones de bambú y hasta calabazas secas. Sin embargo, el recipiente no sólo sirve para poner los materiales, también se considera como parte integral del arreglo floral.

Por ejemplo, si creamos un ikebana de estilo “moribana”, usaremos un recipiente ancho y poco profundo, el empleo sutil de la superficie del agua, su reflejo y la impresión de frescura que puede producir en verano, juega un papel importante en el éxito del arreglo. Los recipientes de acero inoxidable, cristal u otros materiales sintéticos son más comunes en el ikebana moderno, pero cuando se hace un arreglo floral en un florero de cristal transparente deberá tenerse mucho cuidado con la parte del arreglo visible que queda dentro del recipiente. Cuando se use un florero alto deberá evitarse que los materiales ocupen toda la boca. Cualquiera que sea el tipo de recipiente que uno use, la base del arreglo deberá estar bien ordenada y concentrada.

A tener en cuenta también, es el lugar donde colocaremos nuestro ikebana; en este caso necesitamos un espacio adecuado, no por tamaño, sino porque las ramas y flores que componen nuestro ikebana, necesitan respirar. No es aconsejable colocar una composición de este tipo en medio de una decoración cargada en la que se pierden las líneas y la simplicidad de los elementos. Recordemos que el modo de contemplar un ikebana es siempre de frente, por ello un fondo liso realzará la belleza de cualquier ikebana. En la casa tradicional japonesa, el ikebana se coloca en un “tokonoma”, una especie de altar, un pequeño espacio elevado sobre un “washitsu”, una habitación tradicional de estilo japonés con piso de “tatami”, en donde se cuelgan rollos desplegables decorativos con pinturas o caligrafías.
Los elementos empleados en la elaboración de un arreglo floral tienen que ser de origen orgánico. Hay que tener en cuenta que el ikebana es un arte minimalista. No es tan importante la cantidad, colorido o exuberancia de la composición como que quede expresa la intención del artista.

Uno debe comprender que la forma en que aparecen las flores y ramas en su estado natural es el punto de partida de cualquier arreglo floral. Una vez cortadas y alejadas de la naturaleza, las flores y ramas se convierten en materiales de una composición con su carácter propio único. Cuando se examinan los materiales debe tenerse en cuenta el conjunto y no los detalles cautivadores. Con las camelias, por ejemplo, es la rama completa, y especialmente las hojas, las que son más importantes, no las flores, que pueden ser retiradas de su posición natural y colocadas en un lugar donde puedan ser más efectivas para el diseño general.


El dobladura puede dar a las ramas una curvatura agradable, pero también puede servir para enderezar ramas curvadas. La extracción de detalles superfluos es una habilidad esencial, y el recortar las ramas debería tener como finalidad realzar la belleza de la línea. La extracción de algunas flores de ramas de cerezo, ciruelo o melocotonero sirve no sólo para revelar la línea, sino también para resaltar la belleza de las flores que permanecen en las ramas.

Todos los materiales naturales pueden usarse como línea, superficie, color o masa. Una hoja grande, por ejemplo, tiene una superficie poderosa, pero también se puede mostrar de perfil para servir como una línea. Todas las flores poseen una cara que se orienta en un sentido específico. Al colocar la flor, uno debe considerar si va a mostrarla mirando hacia delante, de perfil o dando la espalda al observador. Las flores se usan habitualmente con sus hojas, pero las hojas de un lirio o narciso se separan a menudo del tallo, se colocan en grupos más agradables, y luego se reúnen con la flor para dar una apariencia que es a la vez natural y efectiva como elemento de la composición.

Otro factor y aspecto importante cuando creamos un ikebana es el aspecto espiritual. Cuando practicamos ikebana, hemos de convertirnos en silencio y formar parte del conjunto. Ya hemos comentado que el ikebana nos ayuda a vivir “en el momento”, nos ayuda a apreciar las cosas en la naturaleza que previamente, bien nos habían parecido insignificantes y simplemente o no nos habíamos percatado de ellas. En el ambiente donde realicemos ikebana, debe mantenerse una rigurosa vigilancia del orden, de la limpieza, del silencio y de la quietud, pues en su origen, el recinto donde se hacían los arreglos florales era sagrado, concepto que se mantiene hasta hoy. Por más simple que sea el recinto, éste queda consagrado a través del arreglo floral, si éste se hace con «verdadero espíritu». Debe evitarse cada ruido innecesario, cada movimiento brusco, y las plantas y herramientas deben manipularse en un silencio casi absoluto, toda agitación está prohibida. Prestaremos atención al corazón de la flor para tratarla y tocarla de forma correcta. 

La concentración es una condición indispensable para disponer las flores con calma interior. Aprenderemos a ser humildes y aceptar cuantas veces fuera necesario los fallos cometidos en el trabajo realizado, de este modo, aprenderemos a tomar conciencia de nuestros errores. Lo cierto es que uno llega a ser más paciente y tolerante de las diferencias, no sólo en la naturaleza, sino de manera más general en otras personas. Ikebana puede inspirar a identificar con la belleza en todas las formas de arte, la pintura, la música, la escultura…..; y esperar siempre lo mejor de uno mismo y de los demás. 

En este caótico mundo y situación en que vivimos actualmente, lleno de sobresaltos y situaciones difíciles y complicadas, pendientes de lo inmediato, rehenes de un desorden de prioridades constante, hallar un camino como el que plantea el ikebana, es realmente una oportunidad de sosiego, de pausa, de disfrute con la armonía y de reencuentro con uno mismo. Crear, liberar, saborear los momentos íntimos y poder aportar algo a nuestro entorno, incrementa ese bienestar espiritual, de modo que se vuelve un círculo vicioso pero saludable por el que vale la pena transitar.

domingo, 5 de mayo de 2013

Día de la Madre: ikebana especial

En España, el primer domingo de mayo, se celebra el "Día de la Madre"; hoy, 5 de mayo de 2013 lo celebramos. Aunque no debería celebrarse solo un día, esta celebración es merecedora de hacerlo todos los días del año.


 Por ello y con este motivo y dedicado a todas las madres, a las mejores madres del mundo va dedicado este ikebana; y si me lo permitis, de manera especial, dedicado a mi madre.


 Un ikebana es poco para agradecer todo lo que ya antes de nacer podemos agradecer a una madre, pero es la mejor manera de expresarme, con flores, con mis ikebanas. Nos cuidan cuando aun vamos en su vientre y a lo largo de nuestra vida; siempre están ahí, te aconsejan, te dicen, te orientan, te miman, te regañan......... TE QUIEREN.


¡¡¡¡¡ Felicidades mamá, te quiero!!!!!

viernes, 12 de abril de 2013

¡Arigato Gozaimasu!: 100.000 visitas, 100.000 gracias

No puedo estar más contento, sorprendido, ilusionado, agradecido, orgulloso e incluso emocionado. Alcanzar y superar las 100.000 visitas al blog; por ello solamente puedo daros a todos, mis más sinceros agradecimientos y dedicar este artículo a todos aquellos que habéis hecho posible llegar a este número de visitas.
   
Todo comenzó con una simple forma de compartir una afición de un arte (aún bastante desconocido), que se convirtió en una pasión. Ya son algo más de tres años (DIC 2009) cuando y desde que surgió este blog y la publicación del primer artículo. No imaginé que este blog pudiese alcanzar un interés tan elevado por el Ikebana. Mi objetivo de poder dar a conocer este arte, está dando sus frutos.

Mi primer ikebana (2007)
Es el momento de agradecer la magnanimidad, el interés, la paciencia o simplemente la curiosidad, de quienes se han acercado a una página cuyo fin primordial es dar a conocer el Arte del Ikebana, como tratar de despertar y buscar el simple disfrute y entusiasmo por este arte; materializado en mi blog, vuestro blog.

También agradecer de manera especial a los seguidores del blog, ya sois 66; aunque me consta que hay más lectores (algunos han dejado comentarios) disueltos por ahí. ¡A todos los seguidores, lectores, curiosos o los que me habéis encontrado casualmente, muchísimas gracias!


Por cierto, aprovecho esta entrada para pedirte que si eres un lector frecuente del blog o simplemente te has topado de manera casual con el por la red y te convence, te gusta o te llama la atención, no dudes en pinchar en el botón "Participar en este sitio". La duración para ello no sobrepasa el minuto y te lo agradeceré especialmente; así como, tus comentarios, sugerencias, propuestas, ideas o criticas, siempre serán bien recibidas. 

Desde "Ikebana; el Arte Floral Japonés" y siempre con vuestro apoyo, seguiré contando, apostando, fomentando, apoyando y  compartiendo con todos vosotros el maravilloso mundo del Arte del Ikebana.

¡Arigato gozaimasu!

miércoles, 20 de marzo de 2013

Primavera: tiempo de "sakura"

Tenemos la primavera "llamando a la puerta"  y con ella, el alma, espíritu y corazón de los japoneses predispuestos a recibirla como cada año con la “explosión” de nubes rosa que forman la maravillosa floración de los bellos y delicados “sakura”, la flor del cerezo.

A estas alturas, creo que todos conocemos o hemos oído hablar del “sakura” o flor del cerezo japonés, posiblemente uno de los símbolos más conocidos de esta cultura. La flor del cerezo, el “sakura”, florece durante la primavera. Durante el año los árboles de cerezo permanecen únicamente forrados de hojas y las ramas desnudas durante el invierno, pero hacia el inicio de la primavera florecen, decorando los parques con su apariencia de nubes rosadas.


Los “sakura” son un elemento simbólico común en la cultura popular de Japón, donde tienen múltiples significados interconectados. La imagen de los pétalos de estas flores caídos en masa al principio de la primavera, especialmente en abril, simboliza la belleza de la naturaleza y el renacimiento de la vida como un nuevo comienzo; del mismo modo que va ligado a la fugacidad y efímero de la vida.


En Japón se realiza el festival de “hanami”, un hermoso ejercicio contemplativo en su honor puesto que es su flor más significativa (pero no la oficial); durante éste los familiares y amigos se reúnen en los parques con cerezos bajo la sombra de los mismos y, a modo de "picnic", comparten alimentos mientras celebran la aparición de las flores. El curso académico de Japón empieza justo después del final de la festividad.


El “hanami” se ha convertido en una de las tradiciones primaverales más fascinantes del mundo. El “hanami” no solo se celebra durante el día, también tiene su celebración durante la noche, pasándose a llamar “yozakura” (cerezos de noche).


 La llegada de la primavera es tan importante para los japoneses y tanta la expectación que la oficina de meteorología efectúa y anuncia cada año un calendario con los posibles pronósticos de floración del cerezo llamado “Sakurazensen”; en dicho calendario se señalan los mejores días para contemplar los cerezos en flor en las distintas regiones del país. Japón se va tiñendo de rosa desde el sur hasta el norte, dependiendo del clima de cada región.

Este es el calendario en este 2013, para poder contemplar los cerezos en flor en cada rincón del sur al norte de Japón:

- Kumamoto: del 27 de marzo al 4 de abril

- Fukuoka: del 29 de marzo al 6 de abril

- Kagoshima: del 30 de marzo al 7 de abril

- Nagoya: del 31 de marzo al 8 de abril

- Tokio: del 1 al 10 de abril

- Kioto: del 1 al 10 de abril

- Hiroshima: del 1 al 9 de abril

- Yokohama: del 1 al 9 de abril

- Osaka: del 1 al 10 de abril

- Nara: del 1 al 9 de abril

- Kanazawa: del 8 al 15 de abril

- Sendai: del 17 al 24 de abril

- Hakodate: del 5 al 12 de mayo

- Sapporo: del 7 al 14 de mayo

Uno de los lugares más apreciados, visitados y más populares para pasar un “hanami” o un “yozakura” es el Parque Ueno de Tokio.


El Parque Ueno es un espacioso parque público localizado en Ueno en el barrio Taitō-ku de Tokio. Este se encuentra en el lugar donde antes estaba el Kan'eiji, un templo asociado de forma cercana con el Shogunato Tokugawa, quienes construyeron el templo para vigilar el Castillo Edo contra el noreste. El templo fue destruido durante la Guerra Boshin.


El Parque de Ueno fue establecido como una concesión territorial imperial a la ciudad de Tokio por parte del Emperador Taisho en 1924. El nombre oficial del parque es Ueno Onshi Kōe, que puede ser traducido como "regalo imperial Parque Ueno."


El Parque Ueno es uno de los parques públicos más grandes de la ciudad y uno de los más antiguos e importantes de Japón; en sus 62,6 hectáreas alberga entre otros el Museo Nacional de Tokio, el Museo Nacional de Ciencia de Japón, el Museo Nacional de Arte Occidental, una sala de conciertos, la capilla Toshogu, la Charca Shinobazu, la capilla Benzaiten y el Zoológico de Ueno; convirtiéndolo en un popular centro turístico y área de ocio tanto entre japoneses como extranjeros.


Si estáis pensando en hacer un viaje a Japón durante esta primavera, os recomiendo que hagáis coincidir vuestra visita con alguna de estas fechas, contemplar el “sakura” es toda una experiencia de ensueño que no os dejará indiferente.

domingo, 10 de marzo de 2013

Video: Un día de Arte Floral

Video en donde Rocio Pérez Solís (DF Decoración Floral) y Pablo Sanahuja Guerra (Ikebanaka Sho Un Tei) juntos, trabajando, creando y disfrutando en DF Decoración Floral (León. España).

 

lunes, 4 de marzo de 2013

¡Vamos a crear un ikebana!

Este artículo, pretende que toda aquella persona interesada y con deseos de aprender e iniciarse en el maravilloso mundo del arte del ikebana; pueda, de una manera sencilla "crear" su primer ikebana, a partir de unas nociones y pautas muy básicas sobre la técnica del arreglo floral japonés.

Un primer encuentro "práctico" con el mundo del ikebana; en el cual, trataré de explicar paso a paso la técnica, de manera clara, sencilla y concisa. Una guía visual, práctica y básica, más que técnica, sobre el modo y manera de hacer, de crear nuestro primer ikebana; partiendo de la base y sin olvidarnos que el ikebana es un largo camino de muchos años en los que se irá adquiriendo la experiencia y técnica.




Si me lo permites, no estaría de más recordar las lineas principales, así como su significado y colocación; por ello te invito a que leas de nuevo el artículo "Ikebana: principios, líneas y elementos", donde con anterioridad hablé sobre las mismas. Te servirá de ayuda.


El ikebana tiene diferentes estilos; nosotros en este caso, vamos a crear un ikebana de estilo "moribana", un estilo sencillo pero con un resultado muy vistoso. La palabra "moribana" esta compuesta por dos palabras "mori" que significa agrupar, montar y "bana" que significa flor, con lo que su traducción sería como "montar flores o flores agrupadas".

"Moribana" es el más moderno de los estilos existentes; rompe con las características de los estilos mas antiguos y la estructura triangular clásica, desmarcándose del resto al usar e introducir flores que eran importadas y con más color; así como tratando de expresar mediante el volumen, un plano y perspectiva mas tridimensional. Este estilo se realiza en recipientes bajos y anchos, tipo plato o bandeja, de escasos centímetros de altura, entre 7 y 10 cm aproximadamente, de forma cuadrada, redonda, ovalada...... La fotografía que sigue a continuación, es un ejemplo de ikebana estilo "moribana".


Y dicho y hecha esta pequeña introducción, vayamos y comencemos a crear nuestro "moribana".

Lo primero, el material necesario y  a utilizar: un recipiente (en este caso un plato con forma redondeada), un kenzan, unas tijeras de podar y/o unas tijeras "hasami" (tijera japonesa para ikebana), un pequeño paño, agua y por supuesto ramas y flores.


En este caso tenemos ramas y flores variadas como el salguero, las cuales utilizaremos para las lineas principales ("sin", "gyo" y "hikae"); como "tome" utilizaremos una hoja de helecho de cuero; para el "do" vamos a usar crisantemos Anastasia de color verde y también hypéricum del mismo color; finalmente y como "soe" de "do" (complemento de "do") unos crisantemos tipo margarita de color amarillo.


Una vez colocado el kenzan en el centro del recipiente y cubierto de agua, tomamos una de las ramas de salguero, la cual será la linea principal y guia de nuestro ikebana. Escogeremos aquella que por su forma, nos ayude a dar más belleza al ikebana. en este caso hemos elegido una rama de salguero ligeramente curvada. Esta rama, como he dicho, será la guía del ikebana. La altura mínima de la rama es el ancho del recipiente más la altura del mismo.


Tomamos la rama y medimos con ella el ancho del plato dejando un palmo aproximadamente por el principio de la rama. Añadimos la altura aproximada del plato y cortamos lo sobrante, oblicuamente (esto nos permitirá "pinchar" con más facilidad la rama en el kenzan). Colocamos y pinchamos en el centro del kenzan.




A continuación colocaremos en primer lugar el "hikae" y después el "gyo". El "hikae" siempre va por detrás y más bajo que el "sin", con el fin de proporcionar profundidad al ikebana; su altura es aproximadamente de tres cuartas partes del "sin".


Por el contrario, el "gyo" se coloca por delante y en diagonal al "sin", indiferente puede ir a la izquierda o derecha. Lo colocaremos bastante más inclinado, en una zona intermedia entre el “sin” y el “tome”. Su altura es de dos tercios del "sin". El "gyo" proporciona equilibrio al ir al lado contrario del "sin". 


El siguiente paso sería colocar el "tome" , seguido del "do"; sería lo correcto. Pero para trabajar con más comodidad, colocaremos en primer lugar el "do", las flores. El "do" lo suelen componer más de un tallo o flor.  Limpiamos con las tijeras las hojas que nos sobran y estorban.


Colocamos el crisantemo, a una altura aproximada de un tercio del "sin". 


El resto de flores ( el otro crisantemo Anastasia y el hypéricum), las colocaremos a  partir de esta y a diferentes alturas (hacia abajo), aprovechando la forma y movimiento de cada flor, y sacándolas del centro de la composición, como si recibieran o miraran a la persona que las contempla; de este modo conseguiremos armonía y equilibrio.


El espacio y lugar que ocupa el "do" es el que proporciona el "sin" y el "gyo"; este espacio sería como un ángulo imaginario, la flor que colocamos estará entre la mitad de este ángulo imaginario y el "sin", más pegado hacia el "sin", nunca colocaremos el "do" en la mitad.


Una vez colocadas las flores que conforman el "do", añadimos (si es necesario) el complemento al "do" o lo que es lo mismo, el "soe" de "do", en este caso los crisantemos amarillos tipo margaritas. El "soe" nos ayudará a cubrir y rellenar de manera sutil, la parte inferior del ikebana, así como dar un toque de color (en este caso).


No es necesario añadir todo el ramo de crisantemos, pues posiblemente resultaría muy cargado, por ello, simplemente con tres o cuatro flores serán suficientes para colocar y añadir como "soe".


Por último, colocaremos el "tome"; como recordamos, es la linea más baja de todas, también va por delante del "sin" y siempre en el lado opuesto del "gyo". El "tome" lo conforma una hoja de helecho de cuero.


Una vez cortado el exceso de tallo, pinchamos junto al resto de elementos. Debemos de observar que entre el "gyo" y el "tome" forman un ángulo recto imaginario.


Para finalizar, retocamos las posiciones de los diferentes elementos, cortamos alguna hoja que nos estorbe. Podremos observar mejor el ikebana si nos alejamos un par de metros de el, así tendremos una mejor y mayor perspectiva de todo el ikebana.


Un ikebana, por supuesto, requiere más tiempo y más técnica; como dije al principio, se trata de una guia muy básica sin entrar en grandes detalles. También, comenté que la técnica, la experiencia se adquiere a lo largo de una largo recorrido. No obstante, espero que os sirva de guía para crear vuestro primer ikebana. Por último, tenemos nuestra creación y obra lista para deleitarnos.


Para finalizar, daros las gracias por vuestra atención e interés o simplemente curiosidad por el mundo del ikebana; si tenéis alguna duda, curiosidad, pregunta, sugerencia o crítica; estaré encantado de poderos ayudar o responder.

Las flores, aparte de regalarnos su aroma, su color o su forma, también nos aportan un efecto de bienestar, relajación y descanso cuando las contemplamos. Pero estas flores colocadas en un ikebana, multiplican este maravilloso efecto.

El ikebana, independientemente de su cualidad decorativa y ornamental, también armoniza nuestro entorno; cuando lo miramos nos encontramos con agradables sensaciones de reflexión y equilibrio.  ¡Gracias!.

lunes, 18 de febrero de 2013

"Baikaisai": Festival de los Ciruelos

Desde los últimos días de febrero y primeros días de marzo, con el principio de la floración de los ciruelos, y hasta finales de mayo, cuando los últimos pétalos de los cerezos en flor caen al suelo, la primavera marcará un momento de renacimiento y de celebración de la naturaleza para y por el pueblo nipón.


En Japón, uno de los signos de que el invierno está llegando a su fin es precisamente el florecimiento de los ciruelos o “ume”. Se trata de un acontecimiento no menos esperado que el florecimiento de los cerezos, “sakura” y al igual que el acto tradicional de contemplar los “sakura” se llama “hanami”, contemplar los ciruelos en flor, se conoce como “umemi”. El árbol del “ume” florece al final del invierno, normalmente y aproximadamente a finales de febrero. El color de sus flores va desde el blanco, pasando por el rosa, hasta el rojo intenso.


Con este motivo, en el templo sintoísta de “Kitano Tenmangu”, construido en el año 947 y situado en Kioto, se celebra cada 25 de febrero el “baikaisai” o celebración de la floración del ciruelo, también conocido como el Festival de los Ciruelos.


Este templo, está dedicado a la figura de “Sugawara Michizane”, erudito y político que fue injustamente exiliado a la isla de “Kyûshu” por sus rivales políticos del clan “Fujiwara”. Después de su muerte, se atribuyeron toda una serie de desastres a su espíritu vengativo, y se construyeron templos en su honor para apagar su rabia. Cuenta la leyenda que el ciruelo era su árbol preferido; de hecho se dice que un árbol, denominado “tobiume” o ciruelo volador, lo siguió desde Kioto hasta su exilio, motivo por el que este árbol suele encontrarse en los templos dedicados a su figura; en “Kitano Tenmangu” hay cerca de 2000. Una de las cosas que más le gustaban en la vida era ver florecer los ciruelos.


También es una fecha especial en el “hanamachi” o barrio de geishas de “Kamishichiken” (el distrito de geishas más antiguo de todo Kioto), donde las geishas y “maikos” o aprendices de geishas, acuden a el templo y efectúan unas ofrendas a los dioses del santuario, llamadas “kodate” que consisten en granos de arroz y flores de ciruelo.


Asimismo, celebran a diferentes horas, multitudinarias ceremonias de té al aire libre abiertas a todos los visitantes, llamadas “nodate”. Las geishas y “maikos, ofrecen té y “wagashi”, un dulce tradicional japonés que se sirve a menudo con el té y elaborado principalmente con “mochi” (pastel de arroz glutinoso), “anko” (pasta endulzada de judías azuki) y fruta; todo ello, bajo el espectáculo de los ciruelos en flor.


El Festival de los Ciruelos se ha celebrado el mismo día desde el año 987, y la ceremonia multitudinaria del té, tiene lugar desde 1952.

Como curiosidad, desde mediados de febrero hasta mediados de marzo, el patio de ciruelos del extremo sudoeste del santuario abre sus puertas para que todos los visitantes puedan disfrutar de la belleza de los ciruelos en flor.


La primavera en Japón es sinónimo de flores, que se abren bajo un cielo de arco iris en un estallido de colores y formas. La floración de camelias, iris, flores de loto y mostazas es particularmente profusa. En todas partes, se celebran festivales en honor a las flores.