lunes, 4 de marzo de 2013

¡Vamos a crear un ikebana!

Este artículo, pretende que toda aquella persona interesada y con deseos de aprender e iniciarse en el maravilloso mundo del arte del ikebana; pueda, de una manera sencilla "crear" su primer ikebana, a partir de unas nociones y pautas muy básicas sobre la técnica del arreglo floral japonés.

Un primer encuentro "práctico" con el mundo del ikebana; en el cual, trataré de explicar paso a paso la técnica, de manera clara, sencilla y concisa. Una guía visual, práctica y básica, más que técnica, sobre el modo y manera de hacer, de crear nuestro primer ikebana; partiendo de la base y sin olvidarnos que el ikebana es un largo camino de muchos años en los que se irá adquiriendo la experiencia y técnica.




Si me lo permites, no estaría de más recordar las lineas principales, así como su significado y colocación; por ello te invito a que leas de nuevo el artículo "Ikebana: principios, líneas y elementos", donde con anterioridad hablé sobre las mismas. Te servirá de ayuda.


El ikebana tiene diferentes estilos; nosotros en este caso, vamos a crear un ikebana de estilo "moribana", un estilo sencillo pero con un resultado muy vistoso. La palabra "moribana" esta compuesta por dos palabras "mori" que significa agrupar, montar y "bana" que significa flor, con lo que su traducción sería como "montar flores o flores agrupadas".

"Moribana" es el más moderno de los estilos existentes; rompe con las características de los estilos mas antiguos y la estructura triangular clásica, desmarcándose del resto al usar e introducir flores que eran importadas y con más color; así como tratando de expresar mediante el volumen, un plano y perspectiva mas tridimensional. Este estilo se realiza en recipientes bajos y anchos, tipo plato o bandeja, de escasos centímetros de altura, entre 7 y 10 cm aproximadamente, de forma cuadrada, redonda, ovalada...... La fotografía que sigue a continuación, es un ejemplo de ikebana estilo "moribana".


Y dicho y hecha esta pequeña introducción, vayamos y comencemos a crear nuestro "moribana".

Lo primero, el material necesario y  a utilizar: un recipiente (en este caso un plato con forma redondeada), un kenzan, unas tijeras de podar y/o unas tijeras "hasami" (tijera japonesa para ikebana), un pequeño paño, agua y por supuesto ramas y flores.


En este caso tenemos ramas y flores variadas como el salguero, las cuales utilizaremos para las lineas principales ("sin", "gyo" y "hikae"); como "tome" utilizaremos una hoja de helecho de cuero; para el "do" vamos a usar crisantemos Anastasia de color verde y también hypéricum del mismo color; finalmente y como "soe" de "do" (complemento de "do") unos crisantemos tipo margarita de color amarillo.


Una vez colocado el kenzan en el centro del recipiente y cubierto de agua, tomamos una de las ramas de salguero, la cual será la linea principal y guia de nuestro ikebana. Escogeremos aquella que por su forma, nos ayude a dar más belleza al ikebana. en este caso hemos elegido una rama de salguero ligeramente curvada. Esta rama, como he dicho, será la guía del ikebana. La altura mínima de la rama es el ancho del recipiente más la altura del mismo.


Tomamos la rama y medimos con ella el ancho del plato dejando un palmo aproximadamente por el principio de la rama. Añadimos la altura aproximada del plato y cortamos lo sobrante, oblicuamente (esto nos permitirá "pinchar" con más facilidad la rama en el kenzan). Colocamos y pinchamos en el centro del kenzan.




A continuación colocaremos en primer lugar el "hikae" y después el "gyo". El "hikae" siempre va por detrás y más bajo que el "sin", con el fin de proporcionar profundidad al ikebana; su altura es aproximadamente de tres cuartas partes del "sin".


Por el contrario, el "gyo" se coloca por delante y en diagonal al "sin", indiferente puede ir a la izquierda o derecha. Lo colocaremos bastante más inclinado, en una zona intermedia entre el “sin” y el “tome”. Su altura es de dos tercios del "sin". El "gyo" proporciona equilibrio al ir al lado contrario del "sin". 


El siguiente paso sería colocar el "tome" , seguido del "do"; sería lo correcto. Pero para trabajar con más comodidad, colocaremos en primer lugar el "do", las flores. El "do" lo suelen componer más de un tallo o flor.  Limpiamos con las tijeras las hojas que nos sobran y estorban.


Colocamos el crisantemo, a una altura aproximada de un tercio del "sin". 


El resto de flores ( el otro crisantemo Anastasia y el hypéricum), las colocaremos a  partir de esta y a diferentes alturas (hacia abajo), aprovechando la forma y movimiento de cada flor, y sacándolas del centro de la composición, como si recibieran o miraran a la persona que las contempla; de este modo conseguiremos armonía y equilibrio.


El espacio y lugar que ocupa el "do" es el que proporciona el "sin" y el "gyo"; este espacio sería como un ángulo imaginario, la flor que colocamos estará entre la mitad de este ángulo imaginario y el "sin", más pegado hacia el "sin", nunca colocaremos el "do" en la mitad.


Una vez colocadas las flores que conforman el "do", añadimos (si es necesario) el complemento al "do" o lo que es lo mismo, el "soe" de "do", en este caso los crisantemos amarillos tipo margaritas. El "soe" nos ayudará a cubrir y rellenar de manera sutil, la parte inferior del ikebana, así como dar un toque de color (en este caso).


No es necesario añadir todo el ramo de crisantemos, pues posiblemente resultaría muy cargado, por ello, simplemente con tres o cuatro flores serán suficientes para colocar y añadir como "soe".


Por último, colocaremos el "tome"; como recordamos, es la linea más baja de todas, también va por delante del "sin" y siempre en el lado opuesto del "gyo". El "tome" lo conforma una hoja de helecho de cuero.


Una vez cortado el exceso de tallo, pinchamos junto al resto de elementos. Debemos de observar que entre el "gyo" y el "tome" forman un ángulo recto imaginario.


Para finalizar, retocamos las posiciones de los diferentes elementos, cortamos alguna hoja que nos estorbe. Podremos observar mejor el ikebana si nos alejamos un par de metros de el, así tendremos una mejor y mayor perspectiva de todo el ikebana.


Un ikebana, por supuesto, requiere más tiempo y más técnica; como dije al principio, se trata de una guia muy básica sin entrar en grandes detalles. También, comenté que la técnica, la experiencia se adquiere a lo largo de una largo recorrido. No obstante, espero que os sirva de guía para crear vuestro primer ikebana. Por último, tenemos nuestra creación y obra lista para deleitarnos.


Para finalizar, daros las gracias por vuestra atención e interés o simplemente curiosidad por el mundo del ikebana; si tenéis alguna duda, curiosidad, pregunta, sugerencia o crítica; estaré encantado de poderos ayudar o responder.

Las flores, aparte de regalarnos su aroma, su color o su forma, también nos aportan un efecto de bienestar, relajación y descanso cuando las contemplamos. Pero estas flores colocadas en un ikebana, multiplican este maravilloso efecto.

El ikebana, independientemente de su cualidad decorativa y ornamental, también armoniza nuestro entorno; cuando lo miramos nos encontramos con agradables sensaciones de reflexión y equilibrio.  ¡Gracias!.

lunes, 18 de febrero de 2013

"Baikaisai": Festival de los Ciruelos

Desde los últimos días de febrero y primeros días de marzo, con el principio de la floración de los ciruelos, y hasta finales de mayo, cuando los últimos pétalos de los cerezos en flor caen al suelo, la primavera marcará un momento de renacimiento y de celebración de la naturaleza para y por el pueblo nipón.


En Japón, uno de los signos de que el invierno está llegando a su fin es precisamente el florecimiento de los ciruelos o “ume”. Se trata de un acontecimiento no menos esperado que el florecimiento de los cerezos, “sakura” y al igual que el acto tradicional de contemplar los “sakura” se llama “hanami”, contemplar los ciruelos en flor, se conoce como “umemi”. El árbol del “ume” florece al final del invierno, normalmente y aproximadamente a finales de febrero. El color de sus flores va desde el blanco, pasando por el rosa, hasta el rojo intenso.


Con este motivo, en el templo sintoísta de “Kitano Tenmangu”, construido en el año 947 y situado en Kioto, se celebra cada 25 de febrero el “baikaisai” o celebración de la floración del ciruelo, también conocido como el Festival de los Ciruelos.


Este templo, está dedicado a la figura de “Sugawara Michizane”, erudito y político que fue injustamente exiliado a la isla de “Kyûshu” por sus rivales políticos del clan “Fujiwara”. Después de su muerte, se atribuyeron toda una serie de desastres a su espíritu vengativo, y se construyeron templos en su honor para apagar su rabia. Cuenta la leyenda que el ciruelo era su árbol preferido; de hecho se dice que un árbol, denominado “tobiume” o ciruelo volador, lo siguió desde Kioto hasta su exilio, motivo por el que este árbol suele encontrarse en los templos dedicados a su figura; en “Kitano Tenmangu” hay cerca de 2000. Una de las cosas que más le gustaban en la vida era ver florecer los ciruelos.


También es una fecha especial en el “hanamachi” o barrio de geishas de “Kamishichiken” (el distrito de geishas más antiguo de todo Kioto), donde las geishas y “maikos” o aprendices de geishas, acuden a el templo y efectúan unas ofrendas a los dioses del santuario, llamadas “kodate” que consisten en granos de arroz y flores de ciruelo.


Asimismo, celebran a diferentes horas, multitudinarias ceremonias de té al aire libre abiertas a todos los visitantes, llamadas “nodate”. Las geishas y “maikos, ofrecen té y “wagashi”, un dulce tradicional japonés que se sirve a menudo con el té y elaborado principalmente con “mochi” (pastel de arroz glutinoso), “anko” (pasta endulzada de judías azuki) y fruta; todo ello, bajo el espectáculo de los ciruelos en flor.


El Festival de los Ciruelos se ha celebrado el mismo día desde el año 987, y la ceremonia multitudinaria del té, tiene lugar desde 1952.

Como curiosidad, desde mediados de febrero hasta mediados de marzo, el patio de ciruelos del extremo sudoeste del santuario abre sus puertas para que todos los visitantes puedan disfrutar de la belleza de los ciruelos en flor.


La primavera en Japón es sinónimo de flores, que se abren bajo un cielo de arco iris en un estallido de colores y formas. La floración de camelias, iris, flores de loto y mostazas es particularmente profusa. En todas partes, se celebran festivales en honor a las flores.

miércoles, 30 de enero de 2013

Arte Floral en León

He tenido el placer de pasar este último fin de semana de enero en la monumental y preciosa ciudad de León, con un maravilloso e histórico patrimonio y paso obligado del Camino de Santiago.
 
Todo un lujo poder pasear y perderse por cada rincón de la ciudad que incita a recorrerla a través de los tiempos; descubriendo el artístico y cultural patrimonio, como las enrevesadas y estrechas callejuelas del "Barrio Húmedo", sus encantadoras plazas, visitar la maravillosa Catedral de Santa María, el Convento de San Marcos, la Basílica de San Isidoro, la Casa Botines o el Palacio de los Guzmanes, entre otros; y sin olvidar su rica, variada y tradicional gastronomía.
 
 
Pero además de las citas artísticas, culturales y gastronómicas, tuve la oportunidad de visitar a mi amiga Rocío, la cual desde septiembre de 2011, dirige con gran acierto y  profesionalidad "DF. Decoración Floral", aunque su trayectoria y dedicación al arte y decoración floral viene desde 1993.


"DF. Decoración Floral" es un precioso, elegante y bonito espacio dedicado a la decoración floral. Se encuentra en una muy céntrica calle de León, concretamente en el número 3 de la Avenida Suero de Quiñones, muy cerca del Hostal de San Marcos.

 
Allí, Rocío, con su buen hacer, ilusión, creatividad y profesionalidad, asesora y ofrece todo tipo de servicios relacionados con la decoración floral: ramos de novia, decoración de iglesias, banquetes, bodas, comuniones, hoteles, restaurantes, oficinas y empresas, atención personalizada, con servicio semanal de flores para recepciones, centros de mesa, eventos…..


Tanto a Rocío como a mí, nos une el amor e ilusión por el arte floral, el placer de disfrutar trabajando en algo que nos colma de satisfacción. Aunque sean diferentes técnicas, Rocío como decoradora floral y yo como ikebanaka, ambos procesamos ese "amor" por el arte floral con nuestras obras y creaciones, plasmando nuestros sentimientos, emociones y sensaciones, tratando de hacer participes a quienes las contemplan.
 
Por todo ello, para celebrar esa unión floral, así como nuestro encuentro, lo hicimos de la manera que mejor sabemos, creando los siguientes trabajos.


Rocío, optó por un impresionante y elaborado centro vegetativo. Un centro vegetativo trata de representar un paisaje como al igual sucede con el estilo "keshiki-bana" en el ikebana.  Una composición que asemeja un recorrido en la naturaleza teniendo en cuenta los puntos de vegetación principales y utilizando diversos tipos de flores que nos dibujan el paisaje desde un monte con sus recobecos, un puente o una llanura donde perderse, seguir caminando y disfrutar .....


Por mi parte, al no disponer de "kenzan" y utilizar esponja húmeda, traté de plasmar el arte del ikebana en este centro floral. Podríamos decir que realicé una fusión de ikebana y centro floral, cuyo resultado aquí tenéis. Para el "shin", "hikae" y "gyo" utilicé sauce tortuoso; el "tome" está compuesto por  dos hojas de helecho de cuero; asi como el "do" lo compone dos antúrios y statis. Al usar esponja húmeda, era necesario cubrirla, para ello utilicé crisantemos "Santini", paniculata y musgo liofilizado.

 
La experiencia de los floristas, decoradores florales o ikebanakas, les hace a todos, ser únicos en su natural forma de crear con sus manos y mente nuevas formas y conceptos.

El arte floral, sea cual sea la técnica o estilo, es pura creatividad; un maravilloso mundo de creatividad emocional que nos ofrecen y brindan las flores.


miércoles, 16 de enero de 2013

"Nihon Sanmeien": los tres jardines más bonitos y bellos de Japón

En un artículo anterior, ya hablamos del gusto de los japoneses por enumerar y “listar” todo aquello que por su interés, belleza o simplemente curiosidad, se puede considerar “lo más”. En este caso, vamos a referirnos a la lista “Nihon Sanmeien” o lo que es lo mismo, los tres grandes jardines de Japón, considerados según la lista, los más bellos del país. Estos tres bellos jardines son: el Jardín de Kairaku-en, el Jardín de Kenroku-en y el Jardín de Koraku-en.


Además de árboles y arbustos, los jardines japoneses emplean artísticamente rocas, arena, colinas artificiales, estanques y agua en movimiento. A diferencia de los jardines occidentales, con sus árboles y rocas colocados geométricamente, el jardín japonés crea tradicionalmente una composición escénica que, de la forma más natural posible, imita la naturaleza.

Las diversas formas que tomaron los jardines con el paso de los siglos fueron sintetizadas en el periodo Edo (1603–1868) a través de los jardines de estilo “kaiyu” (muchos placeres), creados por los señores feudales. Este estilo y tipo de jardín, presenta al visitante una nueva visión a cada paso del camino que conecta los jardines, estanques, colinas, casas de té y arroyos. Estos tres jardines, pertenecen a este periodo y estilo.

Jardín de Kairaku-en

Se encuentra en Mito, la capital de la prefectura de Ibaraki, al noreste de Tokio. No se trata de un jardín muy antiguo, fue creado a mediados del siglo XIX por el señor de la región Tokugawa Nariaki.


Al contrario que los otros dos jardines, este estaba abierto al público con el objeto de poder compartir la belleza de las flores, de la naturaleza con sus súbditos, de ahí el nombre del jardín: "jardín para el disfrute de todos" o “jardín para disfrutar con la gente”.


Este jardín es conocido sobre todo por la floración de sus más de tres mil árboles de ciruelo “ume”, de finales de febrero a mediados de marzo. De hecho, entre el 20 de febrero y el 31 de marzo, el Festival del Ciruelo de Mito (Mito Ume Matsuri) se celebra anualmente. Además de “ume”, el parque tiene más de cien especies vegetales como cerezos de diferentes colores, bosques de bambú y de cedro, azaleas, lespedeza o trébol japonés o glicinias entre otras.


También cuenta con un edificio de estilo tradicional llamado “kobun-tei”; las puertas corredizas de cada estancia están ricamente decoradas con diferentes pinturas que reflejan las plantas y naturaleza de cada estación.


Este histórico y tradicional edificio de madera, que perteneció a uno de los últimos samuráis de Japón y situado en el centro del jardín, ofrece desde su tercera planta una espectacular y bella vista de casi todo el jardín.


Jardín de Kenroku-en

Es un parque y jardín situado en la ciudad de Kanazawa, en la prefectura de Ishikawa. Su historia se localiza en el periodo “Edo” y originalmente era el jardín exterior del Castillo de Kanazawa.


“Kenroku-en” significa "el jardín de las 6 cualidades", debiendo su nombre a que cumple con las 6 características que, según el antiguo libro “Rayuko Meienki”, todo jardín ideal debiera tener:

- amplitud y espacio
- aislamiento y serenidad
- venerabilidad y aire de antigüedad
- artificio natural
- frescor y flujo de agua
- grandes y hermosas vistas

En este jardín se pueden disfrutar en el transcurso de todo el año, 63 tipos diferentes de flores por todo el jardín. Son clásicos y destacan los “sakuras”, los pinos japoneses y los tulipanes, entre otras. Existe una especie de “sakura” que en todo Japón sólo se encuentra en este parque, el “kikuzakura”, el cual florece de finales de abril a finales de mayo.


Se pueden llegar a contar hasta 300 pétalos en cada una de sus flores, haciéndolas unas flores con excelsa, magnifica y única belleza. Para los amantes de las aves, resulta un lugar ideal, diferentes especies campan a sus anchas, entre las que destacan las grullas, el ave nacional de Japón.


También merece una visita durante el invierno, con sus árboles cubiertos de nieve y protegidos por un dispositivo llamado “yuki tsuri”, unas cuerdas que se estiran para ayudar a las ramas a llevar el peso de la nieve, abundante en esta región, lo que otorga a este jardín una dimensión geométrica única.


Entre los grandes atractivos, destacan la célebre linterna “Kotojitoro”, símbolo de Kenroku-en, un farol de piedra de dos montantes, dicen que es la primera fuente de todo Japón. También hay varios edificios antiguos convertidos en museos, como la Casa de té “Yugao-tei” o la Casa de descanso “Shigure-tei”.


El nivel inferior se ubica más próximo al castillo, es la zona más antigua del jardín. Contiene un estanque llamado “Hisago”, con un islote en el medio, que simboliza el monte “Horai”. A él desemboca una cascada de 7 metros, la “Midoritaki” o Cascada Verde, particularmente alta, lo que es inusual en jardines japoneses; pues normalmente se utiliza más bien una versión simbólica de las cascadas, utilizando rocas y arena.


Por otra parte, el nivel superior contiene otro estanque, el “Kasumi ga ike” o “estanque brumoso”, que es la más grande de las pozas del jardín. Aquí se ubica el “Ganko-bashi”, un puente hecho de nueve grandes losas de piedra roja y adosadas, las cuales evocan el vuelo de una manada de gansos salvajes.


Dicen de este jardín tan bello y mágico, que es el lugar ideal donde podrás liberar tu alma y encontrar la paz.

Jardín de Koraku-en

Está ubicado y situado en Okayama, capital de la Prefectura del mismo nombre en la región de Chugoku, sobre la isla de Honshu, en la orilla este del río Asahi-gawa que atraviesa Okayama. El agua del río se utiliza para alimentar los estanques y la cascada. Las grullas sagradas se pasean aquí en semilibertad.


Su nombre significa “jardín para disfrutar después” o “jardín del placer”. Fue construido por el “daimyo” (soberano feudal) Ikeda Tsunamasa en el siglo XVII, como lugar de recreo de su familia y de sus invitados. El resto de gente tuvo prohibida la entrada hasta la abolición del sistema feudal tras la restauración Meiji del siglo XIX.


El jardín sufrió graves daños durante las inundaciones de 1934, asi como los bombardeos sufridos en 1945, durante la Segunda Guerra Mundial; pero fué restaurado basado en las pinturas de la época "Edo" y diagramas.


"Koraku-en" tiene una superficie aproximada de 14 hectáreas, de los cuales la zona de cesped es de 18.500 metros cuadrados, aproximadamente. En él se pueden encontrar diferentes edificios y pabellones, antiguas casas de té, pequeños santuarios en miniatura, grandes extensiones de césped, pequeños campos de arroz y de té, hermosos lagos, elegantes bosquecillos, tranquilas colinas, paseos y cascadas.


Es famoso por su gran extensión de césped plano (raro en Japón); por sus atractivos estanques, corrientes de agua, pinos, casas...... También se puede encontrar bosques de ciruelos, cerezos y arces. Todo esto se combina con sumo cuidado para crear una perfecta armonía con las colinas y las montañas circundantes. Con el paso de las estaciones, los arces, los cerezos, el loto y los ciruelos ofrecen bellos paisajes.


Todos estos elementos que conforman "Koraku-en", crean un estimulante y relajante ambiente, añadido al encanto de este magnifico jardín.