viernes, 3 de junio de 2011

"Tsuyu" y "ajisai": temporada de lluvias y hortensias

Según la tradición japonesa, a principios del mes de junio la ropa de invierno se guarda en el armario y se comienza a usar la de verano, es época del “yukata” (kimono de algodón). Esta costumbre conocida como “koromo-gae” comenzó como un acontecimiento formal en la Corte Imperial y posteriormente se extendió entre la población. Actualmente, los centros educativos y las empresas que utilizan uniforme continúan la tradición, colocándose todos en la misma fecha, el uniforme de verano.

Pero junio no solo es el mes del “koromo-gae”; a principios del verano, la mayor parte de Japón recibe la visita de una temporada de lluvias, la llamada “tsuyu”, que literalmente significa "lluvia de ciruelas", porque coincide con la temporada de la maduración de las ciruelas. La temporada del “tsuyu”, no es tan agradable como el significado de sus palabras; la temporada de lluvias en el país nipón es muy marcada y se extiende aproximadamente desde principios o mediados de junio hasta finales de julio. Cuenta la leyenda que los dragones provocan la lluvia cuando, subidos a las nubes, comienzan a pisotearlas desencadenando la precipitación.

El “sakura” (flor del cerezo) o el “momiji” (arce rojo que adquiere este característico color en otoño), no son las únicas flores u arboles que despiertan la admiración y el entusiasmo de los japoneses. Coincidiendo con el “tsuyu”, surgen y aparecen por numerosas regiones de Japón, inundando de gran colorido y brillo los parques, jardines, santuarios…., las bonitas y apreciadas hortensias o “ajisai”; la flor del mes que con sus diversos colores violeta (color original), azul, rosa y blanco, parecen estar contentas con las gotas de la lluvia que caen sin parar.

En japonés el nombre de la hortensia, “ajisai”, significa ”flor de sol morado”; un nombre precioso que para los nipones significa y representa “ el amor paciente” y la llegada del animado verano. Una flor de buen gusto, utilizada como flor ornamental en Japón desde hace varios siglos.

Todos los años, en el distrito de Bunkyo, situado en el centro de Tokio y conocido por su riqueza en flores y naturaleza, se celebran los Cinco Grandes Festivales de las Flores, que tienen como tema a las flores más representativas de cada temporada, de este modo se puede disfrutar de flores de temporada durante todo el año.

En la primavera temprana, el cerezo; en la época de las nuevas hojas, la azalea; en otoño, el crisantemo; en invierno, el ciruelo, y en la temporada de las lluvias, la hortensia son los protagonistas. En el trayecto desde el Templo Hakusan hasta el Parque Hakusan, ambos en Bunkyo, florecen unas 3.000 hortensias, brindando color y brillo a la ciudad ensombrecida por el cielo lluvioso.

viernes, 27 de mayo de 2011

Escuela Enshu: Curso de Verano

Un año más, la Escuela Enshu de Ikebana, organiza su Curso Intensivo de Verano del lunes 11 al viernes 15 de julio de 2011; en horario de tarde.

Ven con nosotros y descubre el arte del ikebana, el arte floral japonés; no solo un arte decorativo y contemplativo, también un método de relajación y concentración.
Aprenderás las técnicas básicas y los principales estilos del ikebana.

Para una mayor información, la podrás encontrar en www.ikebana-enshuspain.com

¡Te esperamos!

lunes, 23 de mayo de 2011

Ikebanas: la naturaleza convertida en poemas

A estas alturas, el que haya seguido y leído este blog; posiblemente, tenga la sensación al leer este nuevo artículo que ya hemos hablado de lo que es el Ikebana, su significado, su representación o la simbología del mismo; y posiblemente así sea, pero no os imagináis como este maravilloso arte puede llegar a cautivar y “enganchar” tanto; cada arreglo constituye en sí mismo un mensaje de belleza y armonía, una realización plena de natural elegancia y armonía, un bello poema lleno de naturaleza.

El arte de Ikebana no consiste solamente en la ejecución material y creación del arreglo, es esencialmente y allí la clave de su especial atractivo, una expresión espiritual y trascendente, una síntesis perfecta del universo, la unidad entre el Cielo, el Hombre y la Tierra.

Como ya hemos visto, la definición textual de Ikebana, es: "flor viva colocada", "despertar flores a la vida" o “camino de las flores”; muy lejos del significado común de arreglo floral, que puede sugerir un frío y distante dominio del hombre sobre las flores. Este arte puede resumirse en una norma: las flores son cortadas, pero no sacrificadas.

Cuando realizamos un Ikebana, lo que pretendemos principalmente es trasladar o reproducir un "trocito" de naturaleza a una base, recipiente o florero, realzando, si cabe, aún más la belleza de una rama o una flor fuera de su entorno natural, encontrándose en perfecta armonía con su nuevo ambiente, al que aporta una inédita serenidad. Para ello, al crear un Ikebana, raramente mezclamos elementos vegetales de diferentes épocas del año, es un arte que trata de extraer la belleza de la transitoriedad de las cosas, de lo efímero y está muy relacionado con los ciclos y paso de estaciones. Usar las flores propias de cada estación del año se considera un signo de respeto a la naturaleza.

Asimismo, se utilizan elementos naturales y vegetales en todos los estados de su vida: capullos cerrados o a punto de abrir, brotes, vainas de semillas, hojas dañadas, flores abiertas en pleno esplendor o el liquen de una rama, son elementos que reflejan el cambio de las estaciones y el ciclo de la vida y la muerte. Una gran parte del simbolismo floral de Ikebana deriva del principio de que mientras que las plantas cambian con las estaciones, su cualidad innata permanece constante.

Sin duda, el Ikebana es una expresión espiritual, filosófica y artística; así, una rama con brotes, un pequeño capullo o una flor se puede relacionar y convertir en el corazón y sentimiento de un poeta, en este caso en el corazón del “artista-ikebanaka”: ¿estará triste?, ¿alegre?, ¿solitario?, ¿desilusionado?, ¿esperanzado?, ¿estará doblada por la edad o por los fuertes vientos?, ¿o será delicada y tierna como una dulce sonrisa?. Al mismo tiempo, es vista con los ojos del artista; el contraste de luz y sombra, la posición más bella, el color de línea, la proporción y volumen. Para esto, se requiere llegar a tener comunicación con la flor, la rama, en una palabra, la naturaleza, o como diría el maestro ikebanaka “Sofu Teshigahara”, fundador de la Escuela Sogetsu, "yo estoy en la naturaleza, ella está en mi".

No me canso de decirlo, todo ser humano es sensible ante la belleza de la naturaleza, de las flores; éste hecho ha determinado que el arte de Ikebana, siendo netamente japonés, traspase las fronteras del País del Sol Naciente y llegue a muchos rincones del mundo, encontrando cada vez más adeptos sin distinción de raza, religión o cultura.

martes, 17 de mayo de 2011

Exposición de Ikebana de la Asociación de Ikebana de España

La Asociación de Ikebana de España, organiza una Exposición Especial de Ikebana y Suiseki, en solidaridad con el pueblo japones tras los terribles acontecimientos del pasado 11 de marzo.

Entre el 19 y 22 de mayo se podrá visitar dicha exposición en el Pabellón de Villanueva, en el Real Jardín Botánico de Madrid.

Además, de ikebanas y suiseki, se podrá asistir y ver diferentes actividades como demostraciones de la ceremonia de te, mini talleres de ikebana, música tradicional japonesa......


Encontrareis una información más detallada de la exposición en el siguiente enlace: http://ikebanaspain.blogspot.com

De nuevo tenemos una nueva oportunidad para conocer un poco más el ikebana y la cultura tradicional japonesa; además podréis disfrutar de un agradable paseo en el Real Jardín Botánico.

¡Nos vemos allí!

lunes, 9 de mayo de 2011

Sakura: belleza fugaz y efímera como la vida

Nada más querido para un japonés que un cerezo. Los japoneses sostienen que su importancia, está precisamente en lo efímero de su flor, el “sakura”. Este árbol nos recuerda lo pasajero de la belleza, de la vida, lo importante de disfrutar el momento sin pensar en la decadencia que se avecina, como si la belleza fuese para siempre.

Si pudiésemos tener conciencia de lo efímero de nuestra vida, tal vez pensaríamos dos veces antes de ignorar las diferentes oportunidades que tenemos de ser y de hacer a los otros felices.

Muchas flores son cortadas muy pronto: algunas apenas son pequeños, tiernos y delicados capullos; hay semillas que nunca brotan y hay aquellas flores que viven la vida entera hasta que, pétalo por pétalo, tranquilas, elegantes y vividas, se entregan al viento. Pero no tenemos como adivinar, no sabemos por cuanto tiempo estaremos disfrutando este Edén; tampoco las flores que fueron plantadas a nuestro alrededor.

Nos descuidamos a nosotros mismos del mismo modo que también descuidamos a los otros; nos entristecemos por cosas pequeñas y perdemos un tiempo precioso en el por qué, en el cuando...... Perdemos días, a veces años; nos callamos cuando deberíamos hablar y hablamos demasiado cuando deberíamos quedar en silencio. No damos el abrazo que tanto nos pide nuestro corazón porque algo en nosotros impide esa aproximación. No damos un beso cariñoso "porque no estamos acostumbrados a eso" y no decimos lo que nos gusta porque pensamos que el otro sabe automáticamente lo que sentimos.

Y pasa la noche y llega el día; el sol nace y adormece y continuamos siendo los mismos, sin cambios, anclados en nuestros miedos, en nuestras inseguridades, en nuestros temores. Reclamamos, bien, lo que no tenemos o que no tenemos suficiente. Cobramos a los otros, a la vida, a nosotros mismos. Y nos consumimos, comparando nuestra vida con la de aquellos que poseen más; ¿y si probamos compararnos con aquellos que poseen menos?.

Y el tiempo pasa, pasamos por la vida y no vivimos; sobrevivimos, porque no sabemos hacer otra cosa. Inesperadamente, nos acordamos y miramos para atrás; entonces nos preguntamos: ¿y ahora?.

Ahora, hoy, todavía es tiempo de reconstruir alguna cosa, de dar un abrazo amigo, de decir una palabra cariñosa, de agradecer por lo que tenemos. Nunca se es demasiado viejo o demasiado joven, para decir una palabra gentil y amable, para hacer, dar o recibir un cariño; no mires atrás, lo que pasó, pasó; lo que perdimos, perdimos; lo que dejamos atrás, atrás quedó. Si miramos hacia atrás, la vida es una exposición de fotografías; pequeños flashes que nos hablan de lo felices que fuimos, de lo que sufrimos, de lo que tuvimos que aprender a golpes, de esa emoción irrepetible que sentimos tan fuertemente que nos desbordaba el pecho y que ya no podemos volver a sentir. El culto al pasado tiene su riesgo, un riesgo que habla de un presente inconcluso, de proyectos que no pudieron ser, de fracasos o de éxitos que se disolvieron como sal en el agua. Es un espejo peligroso. ¡Mira hacia adelante!.

Todavía hay tiempo de apreciar a nuestro alrededor, las flores que están enteras, frescas, exultantes. Todavía hay tiempo de agradecer a la vida, que aunque efímera es, aún está en nosotros.

Nada más efímero y hermoso que la flor del cerezo; el sakura, es sin duda el símbolo de lo efímero. Se abre en una noche, florece unos días, y desaparece para siempre, no se puede detener. Como campos cubiertos por la nieve, así son los cerezos en flor, breves y efímeros como la vida, como el amor, como todas las cosas que nos importan y nos dejan su huella para siempre.

Así es la esencia del ikebana, la belleza de la vida ejemplarizada y reflejada en un arreglo floral tan particular, como efímero.

martes, 26 de abril de 2011

El kimono japonés

Posiblemente, no haya una relación directa entre el ikebana y el kimono; pero si observamos los motivos que decoran los kimonos, veremos que en su mayoría son temas florales y de la naturaleza. Del mismo modo que el ikebana representa un pequeño "trozo" de la naturaleza condensado en un armonioso centro, los kimonos con sus imponentes y suntuosos motivos, reflejan este sentimiento de admiración y respeto de los japoneses por la naturaleza y las flores. Este es el motivo de que haya escrito este artículo sobre el kimono; me resultan tan bellos, espectaculares, suntuosos y hermosos que merecía la pena saber algo más de ellos.

Literalmente, el termino japonés "ki" proviene de kiru (llevar) y "mono", que significa "cosa", se podría traducir “kimono” como “llevar cosa” o “cosa para vestir”.


El kimono es la vestimenta típica de Japón, es el vestido tradicional japonés; hace aproximadamente 50 años constituía prácticamente la única vestimenta del país del sol naciente y fue la prenda de uso común hasta los primeros años de la posguerra. Ha tenido una larga historia y ha ido cambiando a través del tiempo como reflejo de la sociedad y cultura de cada período. Hoy día está más en desuso, las costumbres han cambiado y de cierto modo se han “occidentalizado”, la mayor parte del tiempo los japoneses utilizan vestimenta del tipo occidental, al resultar posiblemente más prácticas y cómodas; aunque siguiendo la tradición, en las ocasiones festivas o ceremoniales, compromisos sociales es imprescindible su uso.

El kimono está formado por una larga túnica con pliegues particulares, tienen forma de letra “T” y llegan hasta las partes bajas del cuerpo, con cuellos escote en forma de “V” y amplias mangas. Es usado tanto por hombres como por las mujeres y del mismo modo, hay varios tipos diferenciados de kimonos para hombres, mujeres y niños. El corte, el color, la tela y las decoraciones varían de acuerdo al sexo, la edad, el estado civil, la época del año y la ocasión. El kimono se viste cubriendo el cuerpo en forma envolvente, está constituido por una sola pieza que se adecua al cuerpo de cada persona de modo que el lado izquierdo se pliega sobre el lado derecho a excepción del kimono tipo “mofuku”, la vestimenta de luto, donde el lado derecho se pliega sobre el izquierdo. Se agrega una faja ancha atada con un nudo sencillo a la altura de la cintura llamada “obi”. Los principales accesorios para acompañar al kimono son los “geta” (una especie de zapatos de madera) o los “zori” (sandalias bajas hechas de algodón y cuero) y los “tabi”, unos calcetines tradicionales que separan el dedo pulgar del resto de los dedos para calzar la sandalia.

Los aficionados a los kimonos en Japón llegan incluso a tomar cursos para aprender a colocarse un kimono correctamente. El modo de colocarse un kimono es todo un arte. Las clases abarcan la elección de acuerdo a la temporada, las tramas y figuras a elegir de acuerdo a cada ocasión, la combinación entre la ropa interior y los accesorios de un kimono, el entrenamiento para ubicar cada ropa interior enviando mensajes sutiles, y la selección y prueba del “obi”, entre otros temas.

El nombre original del kimono era “gofuku” (literalmente "ropa del Wu"), debido a que los primeros kimonos estaban fuertemente influenciados por la tradicional ropa china Han, conocida actualmente como “kanfuku”. Desde el siglo V se originó una extensa adopción de la cultura china por la gente de Japón, a través de las embajadas japonesas en China. Durante el siglo VII la moda china, obtuvo gran popularidad en Japón. En el Periodo Heian (794–1192), los kimonos se volvieron mucho más estilizados. Durante el Periodo Muromachi (1392-1573), un kimono de una pieza llamado “kosode”, formalmente considerado ropa interior, comenzó a ser usado sin pantalones o “hakama” sobre él, y estos fueron sujetados por un “obi”. Cuando llega el Periodo Edo (1603-1867), las mangas comenzaron a crecer en longitud, y ser usados especialmente por mujeres solteras, asimismo, “obi” se hizo más ancho y con varios estilos para sujetarse. Desde entonces, la forma básica del kimono masculino y femenino ha permanecido esencialmente sin cambios.

Parte de la gracia del kimono es sentirlo y disfrútalo durante las cuatro estaciones diferenciadas de Japón. Es todo un arte combinar el kimono con las flores y los colores representativos de cada época del año; también puede uno adelantarse un poco al estilo de la estación para sentir que llegará pronto. Por ejemplo, en febrero y marzo es interesante llevar motivos de flores de cerezo y de mariposas en el kimono para llamar a la primavera. En junio o en julio, que es la época de las lluvias en Japón, se puede llevar algún motivo de flores o frutas de verano para olvidarse de las molestias de la lluvia, o llevar un “obi” con motivos de insectos de otoño para olvidarse del calor en agosto o septiembre.

A continuación, una pequeña descripción de los diferentes y principales kimonos femeninos. Algunos forman parte del mismo kimono principal, como son los kimonos nupciales:

• Uchikake: es una parte del traje nupcial. Es un kimono de mangas largas ricamente adornado con bordados de colores muy brillantes y con motivos generalmente de grullas, pinos, agua que fluye y flores. Está confeccionado con la mejor seda y la parte inferior está rellenada para darle más volumen. Se usa encima del “shiromuku” como una capa y sin “obi”.

• Shiromoku: se usa el término “shiromuku” para referirse al “uchikake” totalmente blanco. Significa de forma literal “blanco puro”. Originariamente fue utilizado por las mujeres de la nobleza para las ocasiones formales, pero ahora representa un componente esencial en el traje nupcial japonés.

• Kakeshita: es un “furisode” de un solo color. Al igual que el uchikake posee un dobladillo acolchado. Usos: durante la ceremonia.

• Shitagasane: otra capa de kimono que se usa debajo del “kakeshita” y es un poco más corto que los otros. Usos: ceremonia nupcial y recepción de la ceremonia.

• Hikifurisode o Hanayome: es un “furisode” de boda usado por la novia después de la ceremonia. Tiene mangas largas y motivos de brillantes colores por todo el kimono. Usos: después de la ceremonia nupcial, en el fiesta posterior.

• Mofuku: es el kimono japonés tradicional que se usa cuando se expresa tristeza, por ejemplo en los entierros o en los servicios conmemorativos budistas. Lo usan mujeres de cualquier estado civil. . Es totalmente negro si ningún tipo de ornamentación, a excepción del “mon” familiar (el “mofuku” lleva 5 “mon” o escudos).

• Kurotomesode: es el kimono más formal para las mujeres casadas. El patrón de estos kimonos se rige por reglas más conservadoras. Por ello, los colores son más sobrios y las mangas más cortas (entre 55 y 70 centímetros). Es de color negro de fondo y tiene magníficos motivos en la parte inferior colocados de forma asimétrica, con la parte más importante concentrada en la izquierda. Cuanto más edad tiene la mujer, el motivo es más pequeño y se coloca más hacia la parte inferior. En el caso de una mujer más joven mayor es el motivo y más brillantes son los colores que lo componen. Es el más formal y por ello tiene cinco escudos estampados (“mon” o “kamon”), cuatro en la parte superior de las mangas y uno en la espalda. Los accesorios que emparejan han de ser siempre de color dorado o argentado. Usos: ceremonia nupcial y recepción de la ceremonia. Tan solo lo pueden usar las parientes más cercanas a los esposos (madres y hermanas casadas). El resto de las invitadas casadas, según la etiqueta, llevarían un “irotomesode” con cinco “mon”.

• Furisode: es el kimono más formal que usan las mujeres jóvenes, en concreto las solteras. Se caracteriza por unos motivos muy coloridos y exuberantes y de largas mangas, que generalmente llegan hasta los tobillos. Estas características son para atraer a los posibles pretendientes. Usos: Ceremonias nupciales (solo para mujeres jóvenes y solteras), para la primera ceremonia del té del año, graduación del instituto, etc.

• Irotomesode: este tipo posee un color de fondo, y al igual que el “kurotomesode”, los motivos se encuentran en la parte inferior. En Japón el “irotomesode” puede ser llevado también por mujeres solteras. Según el número de “mon” (escudos), se decide la formalidad del kimono. Puede tener 5, 3, 1 o ningún escudos. Se puede substituir el “irotomesode” por un “hōmongi” en una ceremonia formal. Un “irotomesode” con un escudo es más formal que llevar un “hōmongi”. En el caso de una ceremonia nupcial las invitadas que llevarían este kimono estarían casadas pero sin ser familia directa de los novios (madres y hermanas), por lo tanto, tanto amigas y otras parientes deberían vestirlo en tal ocasión. Se conjunta con “obi” y “zori” plateados o dorados tal y como corresponde según la etiqueta. Usos: Ceremonia nupcial y ceremonia formal.

• Hōmongi: literalmente significa kimono de visita y lo pueden llevar tanto mujeres solteras como casadas en ocasiones semi-formales (visitas o fiestas). Puede ser de cualquier color y los patrones asimétricos están teñidos alrededor del cuerpo sin romperse por las costuras. Es menos formal que los anteriores y normalmente difiere el material exterior con el del interior (forro). El largo de las mangas varía según el estado civil.

• Iromugi: su característica principal es la de un único color. Puede incorporar motivos del mismo tono. Es posible usarlo en ocasiones semi-informales y es ideal para la ceremonia del té. Al incorporar un escudo en la parte posterior de la espalda se convierte en una vestimenta más formal. Un kimono que se puede usar sin importar la edad o el estado civil. Está confeccionado con seda crepe o “tsumugi” (tela de seda hecha a mano).

• Tsukesage: no llevan ningún escudo. Son de uso semi-informal. Los bordados, tintes y tejidos vienen desde el hombro en mano izquierda, así como en mano derecha y al posterior.

• Edo Komon: es un tipo de “komon” caracterizado por pequeños puntos dispuestos formando motivos más grandes. Es el único “komon” que puede llevar escudos. Al mirar de lejos un kimono de este tipo parecerá que es de un color sólido, por ello equivale en cuanto a formalidad a un “iromuji” y se puede usar en las mismas ocasiones. Esta técnica se originó y difundió durante el Periodo Edo, cuando la poderosa clase de los samuráis, era la dominante. Se usan para la ceremonia del té.

• Komon: es un kimono para ser usado diariamente, por lo tanto es posiblemente el más informal. Los delicados y dibujos y motivos, se distribuyen regularmente decorando la tela, que se tiñe usando plantillas. Usos: para salir a comprar, una comida informal, diariamente, etc.

• Yukata: es un kimono hecho de algodón, que a su vez se divide en dos tipos: uno más elaborado que es utilizado para festivales y fiestas típicas y uno más sencillo llamado “nemaki”, el cual utilizaban los japoneses para dormir.

Os habréis dado cuenta que en diversos momentos hablo de los “mon” o “kamon”. Los “mon” o “kamon” son un elemento tradicional muy importante en la cultura japonesa, son sellos familiares (“ka” familia y “mon” sello). El motivo de un “mon” puede ser una flor, una planta, un objeto, un animal, un objeto de forma geométrica o un símbolo derivado del nombre de la familia. El máximo de la formalidad implica 5 “mon” en un kimono, 1 en el centro de la espalda, 2 en las mangas delante y 2 detrás a la altura de la clavícula; o si estos van pintados.

Para los hombres, existen también, kimonos con diversos estilos y características; a diferencia de los kimonos femeninos, su indumentaria es bastante más sobria y simple. Generalmente los kimonos masculinos están compuestos por 2 piezas, el “hakama”, un pantalón holgado que puede llevar hasta 7 pliegues que representan cada una de las virtudes de los antiguos guerreros “samuráis”, que se coloca encima del kimono; y el “haori”, una especie de chaqueta amplia que se coloca sobre otras prendas o el kimono. Las mangas del kimono masculino están unidas al cuerpo, solo por unos centímetros independientes en la parte inferior. Las mangas masculinas son menos largas que las femeninas para acomodar el “obi” alrededor de la cintura bajo ellas. La principal distinción entre los kimonos masculinos y femeninos es la tela de la que están hechos.

Las telas de los kimonos masculinos, son usualmente mates y con textura. Los colores más comunes que principalmente se usan son colores discretos y oscuros, como los negros, azules oscuros, verdes o color café. En ocasiones pueden ser de colores levemente más brillantes como morados claros, verdes y azules; los kimonos, por ejemplo, de los luchadores de sumo han sido ocasionalmente conocidos por ser de colores más llamativos y brillantes, como el fucsia. El estilo de kimono más formal es de seda negra lisa con cinco “mon” en el pecho, hombros y espalda. Ligeramente menos formal es el kimono de tres “kamon”. Éstos son usualmente acompañados con interiores y accesorios blancos. Durante el verano, se estila un kimono mucho más fácil de llevar, ligero e informal de algodón, conocido como “yukata”.

Antiguamente, el kimono se confeccionaba con un material rústico, normalmente de cáñamo o lienzo, pero cuando Japón fue influenciada por la cultura china y coreana, se introdujo la seda, haciendo que el kimono fuera un traje suntuoso y realzando el valor de este. Los kimonos hechos con técnicas tradicionales y finos materiales son considerados como grandes obras de arte. La elaboración es de tipo artesanal, el tiempo dedicado desde el comienzo hasta el final de la manufactura puede durar varios meses, se realiza principalmente en seda natural de la mejor calidad y cabe señalar que los estampados y los bordados son realizados a mano, con la máxima paciencia y rigor que caracteriza al japonés.

Sin duda, el kimono es de las más claras representaciones de la cultura japonesa, englobando el espíritu y el arte de la vida en Japón.

domingo, 3 de abril de 2011

Mil grullas por Japón

Una antigua leyenda japonesa dice que cuando consigas hacer mil grullas de papel (origami), recibirás un deseo por parte de esta, tal como una vida larga o la recuperación de una enfermedad.

En Japón, la grulla o “tsuru” es todo un símbolo con un significado encarnado en la longevidad y la felicidad. Las grullas de “origami” o papiroflexia como la conocemos aquí, se han vuelto un símbolo de paz, debido a la historia de Sadako Sasaki (1943-1955), una pequeña niña japonesa que deseó curarse de su enfermedad producida por la radiación de la bomba atómica de Hiroshima durante la II Guerra Mundial. Superviviente a la explosión, Sadako solo tenía dos años cuando cayeron las bombas atómicas sobre Hiroshima, en el momento de la explosión estaba en su casa, que se encontraba a 1.5 km del epicentro de la deflagración; cuando contaba solo nueve años, cayó enferma de leucemia. Su mejor amiga, Chizuko Hamamoto, le recordó la vieja leyenda y tradición de las grullas de “origami”, Chizuko le regaló la primera grulla que realizó en papel dorado y le dijo: ”aquí tienes tu primera grulla”.

Sadako tenía la esperanza de que los dioses le concedieran el deseo de curarse para volver a correr de nuevo y se propuso completar las mil para pedir como deseo no solo su curación sino la curación de todos los afectados y porque su esfuerzo sirviera para traer la paz. Con el papel de los botes de medicinas y otros que iba encontrando, iba completando las 1000 grullas. Pero Sadako no lo consiguió, cuando llevaba hechas 644 grullas y con tan solo doce años, falleció. Sin embargo, había nacido un símbolo para todos. Sus compañeros de clase completaron las grullas de papel que faltaban y años después Hiroshima levantó un monumento en su recuerdo en el Parque de la Paz, epicentro de la explosión y donde aún un edificio en ruinas recuerda aquella tragedia. Su emotiva historia rápidamente se hizo famosa en Japón y occidente. Hoy miles de grullas de papel reposan bajo el monumento como una continuación del sueño de Sadako.

No hay que decir que Japón en estos momentos vive tiempos difíciles y duros, pero también lo son de esperanza. Y el pueblo japonés quiere enterrar pronto la pesadilla del terremoto, el tsunami y el problema nuclear. Apegado como es a sus tradiciones, una japonesa residente en Madrid ha recuperado la leyenda de las mil grullas de papel para pedirnos a todos, internautas o no, para que se unan a esta iniciativa de abrazo y ánimo a Japón que simboliza la paz. A través de una página web llamada "Las 1.000 grullas", Makiko pide ayuda para completar las mil grullas de papel de las que habla la leyenda. Quien las complete, recibirá un deseo. Y ése, ahora mismo, no es otro que el fin de la amenaza de catástrofe nuclear y la mejor de las suertes para todos los damnificados.

La Escuela Enshu, también se ha unido y colaborado a esta iniciativa y cada uno de sus miembros y alumnos, ha elaborado una grulla de papel; sumándose así a las más de 2400 grullas enviadas a Makiko. A continuación os dejo mi grulla de color verde, verde color de esperanza. El país del sol naciente necesita un rayo de esperanza.